¿Por qué un estudiante sale más caro que otro al Estado dominicano?

Gasto anual por estudiante en Hermanas Mirabal es de USD 4,447 mientras en La Altagracia es de USD 1,105

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El gasto promedio del Estado dominicano por cada estudiante en 2023 fue de 2 mil 252 dólares,  convertido a la tasa de hoy (RD$59.30) equivale a 133 mil 543 pesos.

Este monto cada año es mayor, al menos es la tendencia de los últimos cinco años. Vamos atrás,  en 2019, la inversión media por alumno fue de 1,577 dólares, que hoy serían 93 mil 516 pesos. El aumento en este gasto fue de un 42 por ciento respecto al 2023.

Lo que llama a reflexión, y así lo recoge el más reciente informe de seguimiento y monitoreo de Iniciativa Dominicana por una Educación de Calidad (IDEC), es la marcada desigualdad del gasto por estudiante entre una provincia y otra.  


El ejemplo que más representa esta inequidad es el caso de La Altagracia, cuyo gasto anual por estudiante se estima en USD 1,105, en contraste con la provincia Hermanas Mirabal, cuya inversión por alumno es de USD 4,447.

Esta notable diferencia despierta el interés de conocer los criterios de distribución del gasto. Con esta inquietud entramos al despacho de Rolando Reyes, viceministro de Planificación y Desarrollo Educativo del Ministerio de Educación. 

Con marcador en manos, el economista empezó a escribir una ecuación en una pequeña pizarra colgada en su oficina a modo de explicar los factores que se toman en cuenta para llegar a este monto, porque, al final, el gasto por cada estudiante no es algo exacto, sino estimaciones que se desprenden de cálculos.
Al término de su ecuación (que abordaremos a continuación)  Reyes concluyó en que históricamente no ha habido equidad territorial y que esto no es propio del sector educativo, sino del gasto público en general.

“No hay equidad, porque si hubiera equidad focalizáramos esos recursos en las provincias, en los distritos, en los territorios donde hay más pobreza. Por eso la diferencia. Si hubiera equidad, a La Altagracia, que hay el triple de alumnos que en Hermanas Mirabal, si fuéramos a distribuir con equidad,  debería asignársele más recursos a La Altagracia por alumno”, expresó.

“No hay equidad cuando a una escuela de cinco aulas que tiene cien alumnos, le doy lo mismo que a  una escuela que tiene 200 alumnos”, enfatizó.


Concretamente, las provincias cuyo gasto por estudiante supera los 3,000 dólares son Hermanas Mirabal (USD 4,447), Espaillat (USD 3,721), Sánchez Ramírez (USD 3,400), San José de Ocoa (USD 3,375), Distrito Nacional (USD 3,346), Santiago Rodríguez (USD 3,067) y Bahoruco (RD$3,012).

En cambio, el gasto por estudiante en 2023 se encontró por debajo de los 2,000 dólares en las provincias de La Altagracia (USD 1,105), La Romana (USD 1,258), Santo Domingo (USD 1,759), Peravia (USD 1,843), San Cristóbal (USD 1,896) y Santiago (USD 1,949).

 “Factores como el porcentaje de centros en jornada escolar extendida o el número de estudiantes por docente explican estas divergencias, y la diferencia de costos entre las provincias lejos de disminuir parece seguir aumentando con el tiempo”, subraya el informe de monitoreo de IDEC.

Son muchos factores y  no es tan simple, destacó el viceministro Rolando Reyes a elCaribe. Tomó el marcador y dijo: mientras más estudiantes tienen una provincia menor es el costo por alumno. 

En resumen, el costo por estudiante depende de dos variables fundamentales: de la cantidad de alumnos  en la provincia  y del número de centros en tanda extendida, puntualizó.


“Entonces, cuando Hermanas Mirabal tiene cuatro mil dólares de costo por alumnos,  es porque en esa provincia hay pocos alumnos y muchos centros en tanda extendida”, ejemplifica el funcionario quien tiene estudios especializados en economía aplicada a la educación.

Destacó que el 72% de los centros educativos están en jornada de tanda extendida, modalidad, que, según dijo, cuesta el doble que la tanda regular si se mira el costo por provincia.

 Con énfasis en la fórmula con la que empezó la conversación, indicó que el costo por alumno es igual al cociente entre el costo de la provincia entre el total de alumnos.


Cuando se calcula el costo por provincia, entra en consideración el gasto corriente, que incluye salario docente y  del personal administrativo, los materiales gastables que utilizan en las escuelas y el pago de servicios, como agua y electricidad. 

 “Todo eso lo sumo, en todas las escuelas que están  en una provincia, y eso me da el costo total de la provincia.  Si divides eso entre la cantidad de alumnos que tiene la provincia me da el costo por alumno”, concluyó Reyes.

Entre nóminas, materiales, suministros  y servicios está el 87 por ciento de ese costo, precisó. Sin embargo,  “hay que tomar en cuenta que el dato surge de un cálculo, no es que a cada alumno se le asigna. La contabilidad presupuestaria permite identificar cuánto se gastó en esa provincia”, aclaró el viceministro. l

Se necesita una reforma para lograr equidad

En la composición del gasto  por alumno hay que tomar en cuenta la estructura de la programática presupuestaria y ahí entra la clasificación objetal, es decir en qué se gasta.

 Partiendo de esto, el economista significó la necesidad de que el país se aboque a las reformas necesarias para hacer más equitativo el gasto a nivel territorial y que tenga mayor impacto en términos de aprendizajes en los alumnos.

 Habla de lograr la eficacia en el gasto, al tiempo trajo a colación  la necesidad de una  reforma educativa, contemplada en el conjunto de transformaciones estructurales que plantea el presidente de la República.

Precisó que hay un proyecto de ley que modifica de manera sustancial la ley de educación, cuyo borrador está en discusión.

 “La esencia es aumentar el gasto en función sustantiva de ese 4%, esos 297 mil  millones de pesos. (Presupuesto Educación).  La idea de la reforma educativa es aumentar el monto del gasto en la función sustantiva de educación, es decir la función directamente vinculada al proceso de enseñanza y aprendizaje. Eso implica aumentar el gasto en equipar aulas”

Rolando Reyes, viceministro de Educación. Foto Jhonny Rotestan

 “Una debilidad de las políticas públicas tradicionalmente es que no han partido de territorialidad, donde la gente vive”

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