En nuestro país ocurren explosiones e incendios cada tanto, que dejan un saldo de víctimas que pierden la vida o resultan con quemaduras más o menos severas, que no se trata de simples cicatrices, sino que perduran toda la vida y requieren un tratamiento especializado.

Cada uno de estos hechos revela la necesidad en el país de un Banco Nacional de Piel y Tejidos para recolectar, procesar y almacenar piel humana que pueda usarse en trasplantes, lo que permitiría reducir la tasa de mortalidad por esta causa y brindarles mejor calidad de vida a los quemados.

No es un problema menor vistas las estadísticas alarmantes que se reportan: promedio cada día se quema un niño. Solo en Santiago la Unidad de Niños Quemados del Hospital Arturo Grullón registró 431 ingresos en los últimos 17 meses.

Un paciente quemado requiere de una costosa asistencia, los traslados desde el lugar del accidente a la unidad más cercana pueden durar muchas horas y si no se efectúan en condiciones adecuadas las heridas se infectan.

Pero además las secuelas son terriblemente dolorosas y no desaparecen cuando las quemaduras son profundas, los trasplantes de piel tampoco son fáciles de hacer y el proceso de curación puede durar meses y años.

Esta necesidad urgente la develó en el programa Reporte Especial de CDN la periodista Julissa Céspedes, en el que se dio a conocer que en el país solo hay tres unidades de quemados, dos en Santo Domingo y otra en Santiago.

Si una persona sufre lesiones de quemaduras de consideración en Elías Piña, debe recorrer aproximadamente 257 kilómetros por carretera para ser atendido en una unidad de quemados, tiempo en el que el paciente sin un traslado adecuado puede contraer infecciones.

En la Cámara de Diputados reposa un proyecto del legislador Sócrates Pérez que propone la creación de un Banco Nacional de Piel y Tejidos Humanos, que si se aprobara y se implementara sería un principio de solución.

Otro grave problema que se confronta es que la mayoría de la población se niega a donar la piel de los cadáveres de sus familiares, quizá sea por un prurito cultural que debiera superarse con campañas de concienciación.

Son muchas las carencias o necesidades que padece el país, pero la creación de un banco de piel humana es una urgente y perentoria para salvar vidas y reducir situaciones que traumatizan.

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