Para muchos de los lectores este nombre les es poco conocido. Es el de una pequeña comunidad rural del sur de los Estados Unidos, situada en el estado de Georgia. Hubiese sido un pueblo como cualquier otro, de no haber tenido el atractivo de sus fuentes termales que en una época atrajeron a cientos de personas afectadas de polio porque se creía que sus aguas cargadas de minerales podrían tener algún valor curativo para esta terrible enfermedad.
A Warm Spring llegó Franklin Delano Roosevelt, miembro de una adinerada familia de Hyde Park, NY, quien contaba en ese momento con un gran futuro político, a pesar de ser también víctima de polio. Su condición no fue obstáculo para que llegara a ser Gobernador del Estado de Nueva York y tres veces presidente de los Estados Unidos en épocas sumamente difíciles para esa gran nación. Entonces enfrentaban todavía los efectos de la Gran Depresión y poco más tarde la Segunda Guerra Mundial. En un principio, el país no se involucró en la guerra debido a los acuerdos de neutralidad que había firmado, pero luego del ataque del imperio japonés a la base americana de Pearl Harbor en el estado de Hawái, Roosevelt tomó la decisión de declarar la guerra a Alemania y demás países del Eje.
Atesoro tres videos que recogen la vida de este gran norteamericano que recibí como regalo del embajador norteamericano Don Raúl Izaguirre, con quien entablé una gran amistad.
A la llegada de Roosevelt a este pequeño pueblo, además de recibir sus terapias se dedicó a recorrer sus alrededores y a acercarse a sus pobladores, casi todos dedicados a labores agrícolas en medio de muchas penurias y dificultades. Quedó sorprendido de la gran pobreza y por la gran discriminación que había contra la población afroamericana. Muchas de las medidas que tomó durante su extendida presidencia fueron inspiradas en las experiencias que vivió en Warm Springs. Llegó a ser muy querido en la región y las personas se dirigían a él como “Rosie”, en lugar de “gobernador” o “presidente”.
Para que más pacientes de polio, especialmente niños, pudieran recibir la atención médica que necesitaban, Roosevelt creó la Fundación Warm Springs. El hospital respaldado por su fundación se convirtió en la vida del poblado de Warm Springs. Era frecuente verlo interactuar y recibir sus terapias en las piscinas termales junto a otros enfermos. El hospital recibió por décadas a pacientes de Estados Unidos y de otras partes del mundo, hoy todavía existe y ofrece servicios a pacientes de otras enfermedades incapacitantes, ya que gracias a las vacunas, el polio ha sido prácticamente erradicado.
Tanto amó Roosevelt esta localidad y sus habitantes que construyó allí una residencia a la cual todavía hoy se le llama “La Pequeña Casa Blanca” y es museo y patrimonio nacional de Estados Unidos.
Como muchos saben, fui uno de los afectados por la epidemia de polio de la década de los cincuenta. Gracias a que mi familia contaba con los recursos necesarios, pude aprovechar los avances médicos de este centro médico. Cuando empecé a ir siendo todavía un niño, a pesar de que me llamó mucho la atención la belleza natural del lugar, tuve sentimientos encontrados porque sentí de cerca el sufrimiento de los niños enfermos de polio y sus familiares, así como el de las personas víctimas de una discriminación que no entendía y a la cual no estaba acostumbrado.
Sin embargo, de esta manera, rodeado de niños, que al igual que yo, buscaban volver a caminar y retomar una vida normal bajo el cuidado de un personal competente, dedicado e incansable, sin importar su raza, aprendí grandes lecciones: que en medio de las penas y las dificultades, se fortalece la voluntad de las personas y se logran cosas que pudieran parecer imposibles. Así muchos logramos desarrollarnos como personas fuertes e independientes. Aquí recuerdo que hace unos días mi querida amiga Ligia Bonetti me decía: “Celso, ¿quién te hubiese aguantado si no te da polio? A ella le respondí: “No lo sé, pero mi fuerza de voluntad y la fortaleza interior para enfrentar retos y dificultades se las debo en gran parte a lo que aprendí como paciente afectado por el polio”.
Todos tenemos un destino en la vida, y toda circunstancia tiene un porqué. Si Roosevelt no hubiese sido afectado por la polio, posiblemente su presidencia no hubiese estado tan cerca de la pobreza y de la enfermedad, ni muchas de sus actuaciones en la presidencia hubieran tenido la trascendencia que han alcanzado.
En mi caso, mi enfermedad sirvió de inspiración para que mi madre fundara la Asociación Dominicana de Rehabilitación.
Puede que Warm Springs, Georgia, siga siendo un lugar desconocido para muchos. Pero sus pinares, sus valles y hermosos paisajes encerrarán por siempre el tesoro de una historia de amor, de hermandad, de heroísmo, de lucha, de resiliencia, de fortaleza y superación, no sólo para los que fuimos pacientes de su hospital, sino también para todas aquellas personas que viven con el corazón abierto a ver la mano de Dios en medio de las desgracias humanas.