El tono y urgencia del presidente de la Cámara de Diputados, Abel Martínez, durante la votación para la ley de ingresos y gastos, quedará como un estigma para la imagen que se tendrá de los diputados nacionales. No hay en el Mercado Nuevo de Santo Domingo o en el mercado de las pulgas un buhonero que venda baratijas con tanta vehemencia como la que exhibió “el honorable” Abel Martínez del PLD.
Los peledeístas se veían hasta hace poco como seres singulares, únicos -y no sabían si regocijarse o llorar ante su imagen. Su propia singularidad los había hechizado y les llevó a creerse que el mundo les era pequeño para tanta grandeza de espíritu reunida en tan pequeño partido. Esa visión no era más que la visión de espíritus confundidos en sus propios discursos. Llenos de mensajes mesiánicos y redentores.
Mensajes vacuos, de los que tanto abundan entre partidos políticos. Pero el espectáculo dado por los diputados presididos por Abel Martínez del PLD le ha puesto imagen a la idea de mercado vergonzante que teníamos de las cámaras de los diputados y los senadores.
Todo allí fue penoso ese día. Todo allí fue naufragio. Para ver la realidad del discurso falso y la práctica diaria, comparemos las declaraciones de Abel Martínez en Diario Libre, hace pocos días: “Martínez manifestó que Fernández ha dado prioridad a dotar al país de una plataforma educativa que permita ingresar y competir en la carrera por el desarrollo sostenible en la que el individuo formado, adiestrado y dotado de herramientas modernas es el eje esencial para tal fin…por estas razones el PLD seguirá como un protagonista de primer orden en el devenir nacional y externo, así como uno de los más importantes activos con que cuenta República Dominicana”. Ese que habla es el mismo señor que nos ofendió a todos con su espectáculo “Voten honorables, voten, voten, voten”.
Vanos y poco imaginativos, una horda de políticos viejos y nuevos a las órdenes de Leonel Fernández, sólo están pensando en quedarse con todo el poder, todo el dinero y toda la desvergüenza. Los escenarios: El Congreso Nacional, el Poder judicial, la administración electoral. Los medios: El erario, el Presupuesto Nacional.
“Voten, voten, liberar de trámites, voten, voten. Dilecio vote, Pedro Mota, Francisco Bautista voten..José Cosme ¿para dónde vas?…Voten honorables, voten, voten.” ¿Honorables? Ahí no había honorabilidad ni hombría. La honorabilidad es algo que se gana con la conducta, no sólo con ideas, sino con las acciones y la congruencia entre éstas. La hombría es especialmente la entereza o el valor que no existía entre quienes se dejaban narigonear ese día terrible.
El autor es abogado
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