El dirigente peledeísta Domingo Jiménez se queja de que el juicio contra Félix Bautista es una trama para dañar al expresidente Leonel Fernández y que esa conspiración se da en momentos en que las encuestas lo dan como el favorito a ganar las elecciones del año próximo. Según este buen señor, las circunstancias que rodearon el juicio preliminar prueban la existencia de una conspiración en la que tomarían parte sectores adversos al PLD de la sociedad civil. Tal vez dentro de su fanatismo casi sensual este ciego seguidor del expresidente ignore que las pruebas que sustentan la acusación contra el legislador y secretario de Organización peledeísta provienen del Ministerio Público del gobierno de su propio partido, no de fuentes de oposición. Tal vez ignore, no lo dudo, que la sociedad dominicana esperaba desde un principio que el juez a cargo del caso actuara en función de la responsabilidad que tiene a su cargo y no como un leal miembro del Comité Central del oficialismo.
Asumo como un caso de delirio político que el señor Jiménez piense que las referencias del capo Quirino Paulino Castillo a la entrega de fondos a la campaña del señor Fernández sean de paternidad oficial, porque la reunión del Comité Político del jueves hubiera terminado a la usanza del PRD, en los tiempos en que volaban sillas y mesas “en el espacio azul de la sala”, como lo describiera una vez un viejo corresponsal de provincia. Si el tema del señor Quirino, como lo tutea la prensa, sigue en pie es porque el expresidente no ha sabido o podido refutarlo.
(Este artículo fue escrito antes que se conociera la sentencia).