Aunque estéticamente las várices o venas varicosas acomplejan a hombres y mujeres; no tratarlas, puede también perturbar la salud.Las várices son aquellas venas inflamadas a causa de una acumulación de sangre, en la que influyen varios factores como el hereditario, debilidad en las paredes y válvulas de las venas superficiales, sedentarismo, edad, sobrepeso y embarazo, explica la dermatóloga Emma Guzmán.
Para Guzmán, estas venas se ensanchan y dilatan, de manera que la sangre se acumula fácilmente, lo que se acentúa más cuando la persona permanece de pie o sentada durante mucho tiempo.
Esta patología es mucho más frecuente en la mujer que en el hombre.“Su aparición es hasta cinco veces más frecuente en ellas que en ellos. Se da habitualmente en las venas de las piernas, sin embargo, también pueden afectar al esófago, la región anal o los testículos, estando vinculadas a otras patologías sistémicas, como los problemas hepáticos”, aclara Guzmán.
Éstas, en el grado I aparecen en forma de “arañitas” vasculares, que son dilataciones de pequeños capilares, o vasos o dilataciones amplias de las venas, las cuales solo representan un problema estético.
“Podemos señalar que las várices superficiales, conocidas también como telangiectasias, son de pequeño tamaño, que a veces causan preocupación. No suelen tener mayor significación patológica, más bien es un problema estético, aunque de todas maneras deben ser observadas por el especialista para confirmar que no exista un problema profundo a nivel circulatorio”, afirma Guzmán.
Mientras que en el grado II son venas subcutáneas, dilatadas y tortuosas, las cuales representan un problema para la salud, ya que el afectado siente pesadez en las piernas, calambres, hormigueos, dolor, entre otros síntomas.
Al pasar al grado III, las várices son más visibles porque están más dilatadas. Las señales como hinchazón, edemas y cambios visibles de coloración en la piel van en aumento.
Al no ser tratadas en ninguno de estos períodos se pasa al grado IV, donde se experimentan alteraciones tróficas de la piel, úlceras varicosas, edemas, varicorragias, flebitis superficiales (inflamación en las venas) y tromboflebitis profundas, que se produce cuando la sangre estancada se coagula, lo que puede llevar al paciente a complicaciones más graves como la embolia pulmonar.
Prevención
Un estilo de vida saludable, que incluya ejercicios físicos, así como el uso de medias de compresión adecuadas, ayudan a mejorar el sistema circulatorio y a disminuir los síntomas de estas lesiones vasculares, destaca la experta.
Tratamientos
Según Guzmán, el tratamiento farmacológico de las várices está enfocado a aliviar las complicaciones y evitar que el trastorno se multiplique o se empeore.
La dermatóloga destaca que algunos fármacos venotónicos que se administran por vía oral resultan eficaces. Entre los que se encuentran Daflón (diosmina), Venosmil (hidrosmina) y Venoruton (oxerutinas), entre otros.
De igual forma, señala que se debe evitar permanecer de pie durante mucho tiempo, (especialmente en el caso de tener antecedentes familiares con várices).
Asimismo, se recomienda utilizar geles de efecto frío mediante masajes suaves en sentido ascendente o con activos venotónicos. Usar zapatos cómodos, prescindiendo en la medida de lo posible de los tacones altos y del calzado plano.
No obstante, en algunas ocasiones es necesario la cirugía; por ejemplo, cuando las várices tienen un gran deterioro, porque no han sido atendidas de manera correcta. El paciente debe tener un seguimiento continuo para evitar continuar con el problema y que éstas se sigan generando, resalta Guzmán.