La República Dominicana es un jugador en los mercados internacionales, y como tal es monitoreado de manera constante.En lo que respecta a nuestra deuda pública interna, el Ministerio de Hacienda ha emitido bonos del tesoro que superan ya los RD$115 mil millones, a lo cual se añaden los valores emitidos por el Banco Central que ascienden a RD$274 mil millones. Sumados rondan los RD$400 mil millones, que para fines comparativos se trata de un monto muy similar a los RD$428 mil millones que ha tomado prestado en pesos el sector privado en el sistema financiero nacional.
A lo externo hemos también alcanzado niveles importantes de endeudamiento, vía organismos multilaterales, como BID y Banco Mundial, y de manera bilateral principalmente con Venezuela. También hemos sido exitosos colocando deuda con acreedores privados, como son la banca internacional y los mercados de capitales vía los bonos soberanos.
Actualmente tenemos colocados US$3,225 millones de bonos soberanos, divididos en cuatro emisiones, con vencimientos que van del 2018 al 2027.
Si bien todos los instrumentos de deuda son monitoreados y evaluados, los bonos soberanos tienen una peculiaridad y es que son tranzados en los mercados secundarios de manera recurrente, permitiendo establecer el precio de dicha deuda en cualquier momento. Si se percibe que el riesgo del país aumenta, el precio de dicha deuda baja, lo que equivale a que los rendimientos requeridos por los nuevos comprados sean mayores.
Para facilitar el monitoreo a nivel internacional, el banco J.P. Morgan desarrolló el Índice de Bonos para Mercados Emergentes, mejor conocido como EMBI, el cual se actualiza diariamente. Se trata de un importante indicador para poder evaluar de manera objetiva cómo los mercados valoran los bonos dominicanos, y cómo estos se comparan con bonos de otros países o de un grupo de países, como sería Latinoamérica.
Al comparar el EMBI de República Dominicana con el EMBI de Latinoamérica, se aprecia que durante la primera mitad del 2012 existía una brecha amplia entre ambos. Los mercados estaban demandando un mayor retorno de la deuda dominicana que la latinoamericana, muy probablemente empujados por las elecciones. Esta brecha en el segundo semestre fue disminuyendo cerrándose al concluir el año. Sin embargo, durante el primer cuatrimestre del 2013 volvió a abrirse una posible señal de que los mercados aun veían con escepticismo la situación fiscal. A partir del mes de mayo, luego de la publicación de los resultados fiscales del primer trimestre, volvió a cerrarse y nos encontramos actualmente a la par con el promedio latinoamericano, e inclusive en ocasiones por debajo.
Los mercados nos están dando una palmada en la espalda como señal de confianza. Muy buen augurio para una economía que ha basado su crecimiento en la atracción de capitales.
Pero a la vez nos están dando un recordatorio de que con los actuales niveles de deuda estamos siendo monitoreados con ojo de águila por los mercados internacionales.