Cada vez la gente es menos leal a lo que dice sentir. Durante mucho tiempo lo he notado, sin embrago, me había resistido a dejarme llevar por la corriente. Una vez, alguien me dijo que yo era fundamentalista, porque le dije que cuando hacía algo o iniciaba algún proyecto, me entregaba por completo, que no existía espacio para probar o intentar cosas por otro lado, ni en otros escenarios, ni con otros actores.
Cuando fui “acusada” de fundamentalista, no me molesté, bueno, quizás porque no sentí que esa fuera la verdad, pues el tiempo y las relaciones con los demás me han demostrado con creces que cuando le dices una verdad a alguien que no quiere oírla se molesta, al punto de retirarte la palabra y hasta su amistad. Demasiados ejemplos he vivido en carne propia cuando le he dicho a una persona algo que niega con todas sus fuerzas, pero que es verdad. Por eso, la acusación más bien me dio risa. Ahora sé que tenía razón.
He analizado mi forma de ser, pensar, valorar y amar a los otros y comparándolo con la generalidad, concluyo que más que fundamentalista, estoy fuera de la realidad.
Por eso, y para ser parte de este mundo, se acabó el fundamentalismo. Desde hoy nada para mí es imposible, nada humano será ajeno para mí. Desde ahora, no descarto ninguna opción, a partir de este momento abro las puertas de par en par para dejar pasar, brindar atenciones y escuchar a cualquiera que tenga algo que decir como si sus palabras fueran la música más dulce y seductora. Así como lo hacen otros.
De alguien a quien siempre voy a querer aprendí que no importa donde estemos ni con quien, siempre se puede ir descubriendo a alguien más, una filosofía de vida que le ha reportado muchos momentos de disfrute, quizás por eso piensa seguir profesándola hasta el final de sus días. Aunque parece que esa persona olvida que como él, hay otros que viven y piensan igual.
También de ese alguien aprendí a mantener los vínculos con quienes se supone que ya han salido de nuestras vidas, pues no se sabe cuándo podemos volver a intentarlo con esa persona. Como a estas, me negaba a muchas otras cosas, pero, así es la vida y para que haya mundo debe haber de todo y debemos adaptarnos a todo…