En su discurso en la cumbre presidencial de la CELAC (Comisión Económica para América Latina y el Caribe), el presidente Danilo Medina trazó lo que deberían ser las pautas de actuación de los países en desarrollo frente a los nuevos aires de proteccionismo que amenazan el mundo. Ante la posibilidad de que esa tendencia domine la relación de intercambio, Medina propuso un modelo regional que impulse el comercio, la inversión de capitales, el financiamiento, la cooperación y la transferencia de capital humano. En resumen un modelo de acción con visión futurista. Un esquema que proteja a la región del peligro que representa el desmonte de la apertura y globalización que el mundo industrializado impuso y cuya adaptación resultó y todavía resulta muy costosa para el resto de las naciones en desarrollo.
En el más amplio sentido, el discurso del presidente dominicano es un toque de alarma frente a la posibilidad de que la vuelta al proteccionismo anule las expectativas de progreso y desarrollo que el amplio espacio de globalidad ha creado. Su temor de que la imposición unilateral de aranceles afecte la relación de intercambio y conduzca a guerras comerciales, está bien fundamentado y es un llamado a pensar en actuar con previsión y no esperar que los vientos se lleven consigo las oportunidades futuras.
El planteamiento presidencial justifica esta nueva cumbre regional, en las que tradicionalmente la preocupación se reduce a textos cargados de buenas intenciones. La región ha fracasado en sus esfuerzos para sentar las bases de una alianza económica con capacidad para influir en las decisiones mundiales que rigen los términos del comercio y la cooperación internacional. La miopía y los intereses han frustrado ese esfuerzo. El renacer del proteccionismo puede ofrecer otra oportunidad de concertación. Y eso es lo que ha planteado con claridad y acierto el presidente Medina.