Hoy el ir contra lo que parece conveniente y cuerdo es peligrosísimo. Eso lo saben los muy jóvenes, ya que siempre tratan de ir a la contraria. También lo saben quienes votaron o apoyaron a Donald Trump, o sea, unos 59 millones y pico de personas. Así de extraña es la realidad hoy. Así de complicada está “la opinión mundial” cuando se refiere a las elecciones recientes en el país que más defiende, debate, bate y combate la democracia en el mundo: los Estados Unidos de América.
Es tanta la “democracia” de quienes iban contra Trump que quienes osaban decir que preferían a Trump, en un gesto de libertad y osadía, eran tildados de ignorantes, racistas, xenófobos, nazis, intransigentes y muchísimas otras cosas. Y esos que insultaban a quienes decían sus preferencias eran los cultos, progresistas, abiertos de mente, humanitarios o demócratas a carta cabal. Resulta que la mitad de los votantes estaban a favor de Trump y la otra mitad a favor de Hillary. Ahora que Trump ganó según las reglas del juego, una mitad dice que no acepta los resultados. Que ese no es su presidente. ¿Y si hubiese sido Hillary, sí sería su presidente? Es la eterna intransigencia de las izquierdas de creerse la única con calidad moral para decidir. Como han decidido en Cuba, Venezuela, Corea del Norte, Bolivia o Nicaragua.
Hay un proverbio que dice: “Cuando dos elefantes luchan es la hierba la que sufre”, y hoy está sufriendo la democracia por la intransigencia de los que perdieron. En una contienda se va a ganar o a perder, y en el caso Trump-Hillary quienes se creían ganados, porque los medios se lo hicieron creer, no quieren aceptar las reglas del juego después de finalizado el partido. Es el sistema electoral americano, igual para todos. Gana quien más carreras anota; no quien más batea, comete errores o se deja robar el home (La Florida). ¿Poca diferencia? Sí, igual de poca -y con dudas sobre su legitimidad- fue la victoria de Kennedy, quien ahora es proclamado como un pro-hombre de los EUA.
Los estadounidenses son gente inteligentes y prácticas, y lo demostraron cuando votaron por Kennedy, Nixon, Obama o ahora Trump. Las sociedades se tienen que purgar. En los países libres lo hacen con elecciones en democracia. Los Clinton y el Partido Demócrata cumplieron su ciclo y así se lo han hecho saber, a través del voto. Quienes andan protestando son profesionales de la protesta, no demócratas. Esos son más peligrosos que Trump. Pero lo que no es de cordura es que en RD haya amigos que se dejen de hablar porque ganó Trump y perdió Hillary.