El gobierno de Rafael Leónidas Trujillo no solo se caracterizó por la represión, los asesinatos y las desapariciones, sino también por la calidad de las edificaciones construidas por el Estado, obras que guardaban una relación directa con los modelos arquitectónicos neoclásicos de mediados del siglo XVIII.
Las dictaduras del mundo, en diferentes épocas, países y continentes eran representadas por símbolos y estatuas que, en un narcisismo excesivo, mostraban el poder del primer mandatario.
Una de las emblemáticas edificaciones de “El Jefe” es la antigua Estado de Guerra, Marina y Obras Públicas, construida en 1854. A los 33 años de su fundación fue suprimida en una reforma constitucional para convertirse, en 1887, en el Ministerio de Fomento y Obras Públicas.
En el año 1905 se aprobó un reglamento que establece las funciones de la Dirección General de Obras Públicas, bajo el Ministerio de Fomento y Obras Públicas, que luego de la promulgación de la Ley 786 de secretarias en el año 1934, se crea la Secretaría de Estado de Comunicaciones y Obras Públicas.
Secretaría de Estado de Comunicaciones y Obras Públicas
Entre las funciones de la nueva dependencia estatal estaba la inspección del servicio de correos; comunicaciones postales, telefónicas, telegráficas y radiotelegráficas; dirección y organización del Turismo, así como de la construcción, reparación y conservación de caminos, puentes y accesorios, así como Regularización del tránsito por caminos y puentes; construcciones Y reparaciones, entre otras funciones.
Anfiteatro del Palacio de Televisión
Uno de los ejemplos más palpables que muestra la representación de un Estado, es el Palacio Nacional o Palacio Presidencial diseñado por Guido D`Alessandro en el año 1947, que a la fecha ha recibido remodelaciones menores y remozamientos temporales, soportado los más implacables ciclones que han azotado el país.
Palacio Nacional o Palacio Presidencial
La avenida presidente Trujillo, hoy George Washington, fue construida entre 1936 y 1937, y fue ideada como una vía de acceso rápida para que el mandatario se trasladara hasta su residencia en la provincia de San Cristóbal.
Construcción de la Feria de la Paz
La dictadura de Trujillo se concentró en organizar las finanzas y la creación de sistemas de producción para desarrollar las instituciones y que estas tuvieran el control del Estado.
Banco de Reservas
Además, se concretaron otras obras de interés cultural que promoverían el gobierno nacional, por lo que fue necesario contratar ingenieros y arquitectos que cumplieran los deseos del exigente mandatario.
Entre la obras más destacadas están el Hotel Nacional, que luego se llamaría Hotel Jaragua; el Matadero Público, construcciones de hoteles del Estado en cada provincia, el Mercado Modelo, el conjunto de edificios para las secretarías de Estado, Hipódromo Perla Antillana, la sede del Partido Dominicano, Palacio de Justicia, Palacio de las Telecomunicaciones, Estadio de Béisbol, La Normal, Instituto Agrícola Nacional, conocido como Loyola, en San Cristóbal, entre otros.
Construcción del Estadio Quisqueya
Pabellón donde se construye el Banco Agrícola
Carrera en el recién construido Hipódromo
También el Palacio de Radio y Televisión, la Secretaría de Educación y Bellas Artes, Banco de Reservas, Estadio Quisqueya, Banco Central, Palacio de las Bellas Artes, Feria de la Paz y Confraternidad del Mundo Libre, Hotel El Embajador y la Basílica Nuestra Señora de la Altagracia.
Basílica Nuestra Señora de la Altagracia, la cual empezó a construirse en la década de los 50′ y fue concluida en el Gobierno de Balaguer
Interior del Hotel Embajador
En paralelo, el mismo régimen prefirió la arquitectura moderna para aquellos edificios vinculados a la imagen internacional, tal es el caso de los hoteles Jaragua y Hamaca.
Hotel Jaragua
Interior del Hotel Jaragua
Así como también la sede del Correo en Santo Domingo, el conjunto de edificios para la Feria de la Paz, la Basílica de Higüey, viviendas para la familia del dictador y sus colaboradores, estadios, aeropuertos, entre muchas otras obras diseminadas en el territorio nacional.
Los arquitectos favoritos del Jefe, sin lugar a dudas, fueron Guillermo González Sánchez, José Antonio Caro Álvarez y los hermanos Pou Ricart.