La búsqueda de un cambio político que destrone de las preferencias del electorado a los partidos tradicionales ha generado al menos tres opciones, con la integración de grupos de izquierda y emergentes y la promoción de figuras convertidas en referentes éticos.
El abogado Guillermo Moreno, su colega Julián Serulle y el ingeniero Eduardo Estrella encabezan, como aspirantes presidenciales, tres proyectos distintos con un sueño en común: canalizar el descontento generalizado de la población con la política tradicional y convertir esa insatisfacción en una oleada electoral que los lleve a la silla presidencial.
Los tres comparten la experiencia de haber militado en las principales fuerzas del país o trabajado en sus gobiernos.
Además, la lucha por el Poder Ejecutivo es una empresa que de algún modo ya ha asumido antes cada uno de ellos y no es tampoco un intento inédito de los grupos políticos que los promueven.
Alianza País, reconocido por la Junta Central Electoral (JCE), lleva como candidato presidencial a Moreno, quien antes encabezó la boleta del Movimiento Independencia Unidad y Cambio (Miuca), con el impulso de un grupo de intelectuales y activistas sociales llamado autoconvocados.
Uno de los principales activos de este conglomerado es el prestigio del jurista, quien ganó fama con su función como procurador fiscal del Distrito Nacional, de la que le renunció al presidente Leonel Fernández en su primera gestión (1996-2000).
Ahora el Miuca busca que el organismo electoral le apruebe acudir a las elecciones de 2012 con el nombre de Frente Amplio, al que aspira a sumar otras organizaciones, con el santiaguero Julián Serulle como candidato presidencial.
El adecentamiento de la política, la transparencia y el fortalecimiento institucional son la bandera discursiva que distingue a la familia Serulle.
Este especialista en derecho laboral había sido precandidato en las elecciones primarias del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) para las presidenciales del año 2004, que ganó el hoy presidente Leonel Fernández.
Eduardo Estrella, quien enarbola un discurso de crítica al gasto excesivo del Gobierno y a los actos de corrupción, apela al ideal de un gobierno para la gente.
Desde que salió del Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), disgustado por un alegado fraude en las primarias de 2007, formó Dominicanos por el Cambio (DXC), entidad que ha hecho más de un intento de coalición entre emergentes.
Otras alternativas, al menos se promueven como tal, son el Partido Cívico Renovador, del ex militar Jorge Radhamés Zorrilla Ozuna, reconocido; y el de V República, del ex jefe de las Fuerzas Armadas José Miguel Soto Jiménez, pendiente de aprobación por la JCE.
También dos fuerzas que antes estuvieron aliadas a partidos mayoritarios hoy trillan caminos de independencia.
Se trata de la Alianza por la Democracia (APD), la cual deja el oficialista Bloque Progresista para llevar a Max Puig como candidato, mientras el Partido Democrático Institucional (PDI), que estuvo con el PRD y luego con el PLD, hoy avanza por su propio sendero, con Ismael Reyes a la cabeza y en su boleta.
Las iniciativas para aglutinar movimientos y grupos sociales en torno a pequeños partidos reconocidos se multiplican en momentos en que Venezuela y otras naciones se constituyen en referente para la formación de coaliciones que desplazan a las siglas que se han repartido el poder.
Fortaleza de los grandes
Los estudios sociológicos de la ciudadanía dominicana y las encuestas electorales denuncian un alto nivel de descrédito de los partidos políticos, principalmente aquellos tres que han gobernado en la última etapa republicana. Como antítesis, esas publicaciones muestran también el invariable respaldo que reciben estas instituciones cada vez que el sistema llama a las urnas.