En el 2003, María Raquel García afirmaba que había mucha apertura en el país para la danza. Entonces, era parte del cuerpo de bailarines recién egresados de la Escuela Nacional de Bellas Artes, en el área contemporánea, y había logrado, junto a otra compañera, ganar una admisión en una producción internacional dirigida por el coreógrafo alemán Robert Soloman.
Ese mismo año, esta media isla fue sede de la V Asamblea de la Alianza Mundial de la Danza. Iniciaba el 24 de abril en el Teatro Nacional, escenario que acogió importantes figuras de la danza a nivel internacional y que abrazó todos los géneros: clásico, moderno, afroantillano, folclórico y popular. También en 2003, Stephanie Bauger estaba en Argentina como integrante de la compañía de Julio Bocca, y contaba su experiencia en “Encuentro”, la desaparecida sección cultural de El Caribe.
Hace justo 10 años, cuando “Ediciones Especiales” le abría la caja a lo que es hoy Pandora (que asomaba con bríos su carita de papel después de unos meses de ardua preparación), la danza dominicana estaba en su mejor momento, como así lo declaraba Mary Loise Ventura, en calidad de Directora del Ballet Nacional.
Diez años que han sido significativos para Pandora, cuando, coincidencialmente, lo ha sido para esta forma corporal de expresar el arte. Como saben, es nuestro aniversario como publicación periódica en formato impreso, justo en abril, en el mes en que la danza celebra que en 1982, el Comité de Danza del Instituto Internacional del Teatro de la UNESCO, estableciera el 29 de abril como su Día, en honor al atrevido coreógrafo francés, Jorge Noverre.
Según narra Carlos Veitía en su portal web de Ballet Concierto Dominicano, a principios de los años 40, la australiana Herta Brauer es la que inserta en nuestro país las primeras muestras del ballet clásico. Abrió la primera escuela en 1942, que llegó a recibir el nombre de Flor de Oro Trujillo, la primogénita y niña mimada de Rafael Leonidas Trujillo, que estuvo casada con Porfirio Rubirosa.
Tras su partida, a finales de esta década, la madame, Magda Corbett, asume las riendas de la escuela e inicia lo que se considera el gran empuje de esta disciplina en RD. Tiempo después, se establece en el país María Elena Ramírez, que hizo también constribuciones novedosas a la danza nacional.
De los egresados de ambas escuelas, la de Clara Elena Ramírez y la de Magda Corbet, se forma el Ballet Nacional Dominicano (o Ballet de Bellas Artes) en el 1981. Entre ellos encontraban su actual directora, Marinella Sallent.
Estaciones
El ballet ha tenido sus temporadas. Para Marinella Sallent, que además de ser bailarina, estudió pedagogía de la danza clásica y tiene una maestría en artes escénicas, la danza dominicana está en su mejor momento.
Diez años antes Stephanie Bauer no lo veía de la misma manera. Sí reconoció que habían muchos talentos, pero no la suficiente cultura para entender lo importante de ellos y de la disciplina que practican. “Los padres ponían a las niñas en ballet porque estaban gorditas”, confesó en entrevista a la periodista Abdia Acevedo.
Sallent asegura que ahora el público es más educado, y que ha dejado atrás muchos prejuicios, como el de considerar que el bailarín no era un profesional. “El que es balarín tiene una carrera, una profesión”, aclara la directora.
La evolución alcanza de igual manera la parte técnica. “La forma de bailar es diferente. El bailarín es más consciente, más orgánico, eso se debe al surgimiento de la danza contemporánea”, explica Sallent, en el entendido de que la fusión de estas dos disciplinas ha permitido el crecimiento tanto de la una como de la otra. Además, afirma que gracias a la educación formal, ha ententido que la educación artística ayuda a una mejor formación integral del estudiante, beneficiando su salud física, la capacidad de memoria y el autoestima.
Un estilo único
El ballet clásico ha sido la base desde la cual se han levantado las demás disciplinas hermanas. Ciertamente, no es nuestra esencia, como lo asegura Marinella, pero es una danza universal, con su estilo de movimiento, que como dominicanos hemos sabido hacer nuestra: “Lo que ves en nuestras clases no lo verás en una de Inglaterra. El dominicano tiene una forma muy particular de moverse, una sensualidad, su propia forma de sentir la música. Eso es lo que tenemos que brindarle al público”, describe muy emotiva Sallent.
Su declaración no es única. Diez años antes, Robert Soloman, visitó el país a propósito de la Asamblea Mundial de la Danza y movido por el “encanto especial para bailar de los caribeños”, dijo María Raquel García, criolla seleccionada para participar en una producción suya que tenía la particular intención de lograr que los bailarines se movieran como las moléculas.
Sin barreras
“Todo lo hagas con pasión te da resultado”. Es la afirmación de Sallent, para desmontar ese mito de que la danza es clasista. La bailarina y coreógrafa dominicana Isadora Bruno, lo corrobora: “La danza es para todos”. Para la joven artista, ganadora de cuatro premios Casandra como Coreógrafa del Año, siempre existe una forma de bailar: “El que quiere bailar, baila, y busca los medios de aprender”.
Uno de esos medios para personas de escasos recursos es la Escuela Nacional de Danza, que ahora dirige Ninoska Velásquez, ya que es totalmente gratuita. Una vez al año realizan una audición a la que asisten aproximadamente 300 jóvenes. Algunos de ellos, como pudimos constatar en una visita a Bellas Artes, son evaluados para su ingreso posterior al Ballet Nacional. La escuela además tiene un programa junto al Ministerio de Cultura que acude a lugares como orfanatos en busca de posibles estudiantes, pues como dice Marinella Sallent: “el talento aparece en cualquier parte”.
Pero el apoyo nunca es suficiente, ya que como arte, la danza es costosa: las zapatillas, el vestuario, las clases… Por eso, Isadora Bruno invita a las personas a asistir a las funciones que se realizan en el país.
Por supuesto, el mes aniversario viene con sus presentaciones. La Temporada de Primavera 2013 trae “Las Noches” y “Hay un país en el mundo”, la última es en honor al poeta dominicano Pedro Mir por su centenario.
A petición del ministro de Cultura, todo el espectáculo debe exaltar la dominicanidad, pues aunque “Las Noches” está basado en las canciones del compositor francés Héctor Berlioz y los poemas de Théophile Gautier, sus exponentes son todos dominicanos. En la actividad participarán la mezzosoprano de origen dominicano Anna Tonna, la pianista María de Fátima Geraldes, los actores Eduardo Villanueva y Carlota Carretero; y en el vestuario el diseñador dominicano radicado en Nueva York, Sully Bonnelly realizó los diseños; la confección es de Magdalena Gutiérrez. Los coreógrafos son Mercedes Morales, Carlos Veitía y Andreína Jiménez. La escenografía es de José Miura, las luces son de Lillyanna Díaz e Hjalmar Gómez, y la visión fotográfica de Nicole Sánchez.
La danza como profesión
El sueño de Isadora Bruno es que en que en República Dominicana la danza se convierta en una carrera con título universitario, como lo es en muchos otros países. Su propuesta: “hay que tratar de que mediante el ministerio correspondiente se puedan dar certificaciones a las escuelas de Ballet y Danza en general, que los avale para poder impartir clases, basados en la experiencia y curriculum de danza”.
Disciplina
El talento no lo es todo para ser bailarín. Se deben tener CONDICIONES Físicas específicas, Como las que describe Marinella sallent: “lo primero es que el bailarin es un atleta de alto rendimiento, que es artista, por lo que debe ser sensible. además, una condición de flexibilidad, de peso, de línea, pie, espalda; una apertura natural en los pies, musicalidad y sobre todo, una Vocación muy grande”. De su lado, isadora lo define en una palabra: disciplina.
Marinella Sallent es Directora del Ballet Clásico Nacional. Las fotos muestran un día de prácticas en la Escuela de Bellas Artes.