¿Cómo recuperar la confianza de la ciudadanía en las instituciones democráticas? Construyendo una cultura de la legalidad, del cumplimiento de las leyes, reglamentos y normas. Y respetando a las instituciones. No hay otra forma. No tenemos otra opción. El último ataque directo a la democracia, a las instituciones, y a nuestras posibilidades de salir del marasmo en que hemos caído, ha sido la puesta en dudas de que podamos conocer correcta y rápidamente cómo han sido los resultados de las próximas elecciones presidenciales.
Desde hace mucho tiempo existe la tecnología que permite saber los resultados de cualquier escrutinio en cuestión de segundos después de haberse emitido el último voto; pero aquí eso no sólo no se quiere aplicar; sino que se presenta como un problema de idiosincrasia nacional, algo así como “los dominicanos son tan estúpidos que no pueden saber de inmediato lo que han decidido. Hay que dosificárselo”.
Y es más grave el caso porque se trata de saber quién ha ganado una elección a presidente de la nación, en un país eminentemente presidencialista. Donde el presidente de la República es dueño y señor de todo y todos.
Sólo quien quiere hacer trampa puede estar en contra de que todos sepamos inmediatamente quién ganó. Sólo quien cree que puede tener a su disposición a un grupo de “honorables” y tribunales espurios para solucionarle sus problemas puede querer el control de la información.
Una disposición del Pleno de la JCE del 27 de abril acaba de modificar la Resolución 07/2012 en lo concerniente a la transmisión de los resultados a los medios de comunicación y los partidos políticos. La modificación está basada en la desconfianza que tiene Roberto Rosario en los medios de comunicación para manejar las informaciones que recibirían de manera simultánea con la Junta y los partidos.
Roberto Rosario dice que desconfía de los medios de comunicación y de los partidos políticos. Todos sabemos cómo se comportó Roberto Rosario en las elecciones presidenciales pasadas y cómo se está comportando en ésta. Todos sabemos cómo se están comportando los “jueces” designados por el PLD en casi todas las instituciones. Todos sabemos lo que hicieron esos jueces con el PNVC.
Y todos sabemos de qué es capaz el secretario de Organización del PLD. De esos es que hay que desconfiar. Comencemos con desterrar la impunidad y muchas de las tareas que ahora parecen imposible se verán más realizables. Comencemos por rechazar que nos limiten nuestro derecho constitucional a estar informado correctamente. Comencemos por no aceptar la desconfianza de Roberto Rosario.