Para los cristianos, la Semana Santa, conocida también como la Semana Mayor, es tiempo para reflexionar, tiempo de recogimiento espiritual. Es la época que la gente aprovecha para hacer y reencontrarse consigo mismo. Una especie de purificación personal, yendo a retiros espirituales, orando en grupos, escuchando estudios bíblicos, misas, sermones y realizando actividades caritativas en su vecindad.
Aunque se ha perdido un poco el carácter religioso, todavía muchas personas no sólo ayunan, sino que se inhiben de hablar hasta el mediodía del Viernes Santo. Décadas atrás, en los campos dominicanos practicaban el mutismo por algunas horas y la gente se retiraba a lugares apartados para estar en silencio y reflexionar.
Pero las creencias religiosas están acompañadas de prácticas tradicionales de esa época del año. Desde que se inicia la Cuaresma empiezan los ritos y tradiciones. En primer lugar no comer carne durante todos los viernes en un período dentro de los 40 días anteriores a la Pasión y Muerte de Jesucristo. La comida del Viernes Santo consistente en arroz blanco y guándules guisados, pescado y ensalada.
Un ingrediente netamente dominicano son las habichuelas con dulce, así como los locrios de arenque o sardinas.
Pero más allá de todo esto, vivir la Semana Santa es acompañar a Jesús desde la entrada a Jerusalén hasta su muerte y resurrección, reflexionar sobre la vida que llevamos y proponerse cambiar.
El Domingo de Ramos, primer día en que se inicia el principio del fin de Jesús, los feligreses acuden a la iglesia con ramas de palmas que se bendicen. Al finalizar la misa, los asistentes pueden llevarse las ramas a sus casas y las colocan en algún lugar bajo la creencia de que están bendecidas; las que se quedan en la Iglesia, son incineradas y las cenizas de éstas se utilizan el miércoles de ceniza del siguiente año.
La Semana Santa se celebra cada año en diferentes fechas. Esta vez, inicia el domingo 24 de marzo, según el calendario litúrgico. En República Dominicana el inicio de semana se celebra el “Domingo de Ramos”, día en el cual se evoca la entrada de Jesús a la ciduad de Jerusalén.
Las ceremonias del Domingo de Ramos comienzan con la bendición de las palmas y ramos de olivos o laurel que llevan en sus manos los fieles católicos, rememorando el pasaje bíblico que se refiere a este suceso.
En tanto, que las iglesias evangélicas, a diferencia del catolicismo, dedican este tiempo a la evangelización y la reflexión. Así nos cuenta Jorge Villegas, quien tiene más de 20 años dedicado al evangelio.
“Celebramos los días santos en la iglesia, escuchando la palabra de Dios a través de la Biblia, conmemorando la muerte y resurrección de nuestro señor Jesucristo. Y creemos que el fundamento de la fe está en la resurrección del cordero, porque así demostró que es cierto lo dicho por él.”
Al mismo tiempo, dice que “no solamente debemos escoger una semana del año para conmemorar el sacrificio de Jesucristo por la humanidad, sino todos los días, porque es nuestro salvador”.
El Lunes Santo, es el día en que se recuerda la Anunciación del Señor Jesús (su venida al mundo), relatado en Lucas 1, 26-38, también, describe el objetivo de su presencia. Le continúa el Martes Santo, donde Jesucristo declara a sus discípulos que uno de ellos lo entregará (Judas Iscariote), confirmado en Juan 13, 21-33.
“En la Semana Santa, conmemoramos la muerte y resurrección de Jesucristo, aunque realmente no es la fecha exacta, pero es anunciada en este tiempo, para reflexionar y estar con la familia”. Expresa la estudiante Carolina Rodríguez.
El Miércoles Santo, es representado con la Cena del Señor, con sus doce (12) discípulos (la fiesta de la Pascua). Posterior a la cena, Judas acuerda entregar a Jesús, por treinta piezas de plata.
La solidaridad, humildad y el amor de Cristo, es manifestado el Jueves Santo, plasmado en San Juan 13, 1-15. Luego, en el mismo libro, su arresto y crucifixión, los tenemos presentes, el Viernes y Sábado Santos, respetivamente.
Victoria de Cristo
El último día de la llamada “Semana Mayor”, los cristianos celebran el Domingo de Resurrección del Señor Jesús, donde es puesto de manifiesto el sacrificio del Mesías por la humanidad, marcado en San Juan 20, 1-9.
Muchos, por diversión o curiosidad; algunos en acción de venganza al tratar de hacer justicia, pero son varias las personas que esperan el sábado en la noche, cuando entra el Domingo de Resurrección, para realizar la tradicional quema de Judas.
En algunos sectores elaboran un muñeco de trapo, representando a Judas y se desplazan por los alrededores de la comunidad, cantando a coro: ¿“A quién quemamos? – ¡a Judas! – ¿Por qué? – por ladrón”. Además, en otros lugares el muñeco es apedreado o linchado, por su traición a Cristo.
Iglesias católicas y evangélicas, en muchos lugares, realizan ceremonias y alabanzas especiales, donde se refieren a la pasión, muerte y finalmente la resurrección de Cristo, con la ascensión al cielo.
Origen de la Pascua
En el segundo libro de las Sagradas Escrituras, Dios manda a Moisés y a Aarón, para que el pueblo de Israel le ofrezca una adoración especial, y a su vez, sepan que Dios los libró de la esclavitud, en Egipto.
Aquí, Jehová les da las instrucciones precisas de cómo realizar esta fiesta, donde el pueblo se abstenía de realizar acciones que no estuvieran de acuerdo a los preceptos y ordenanzas de Dios.
Se sacrificaban corderos, seleccionados dentro de los mejores, y la carne se consumía azada, no se permitía cocinarla de otra forma, ni se almacenaba para otro día. Los alimentos que sobraban del día de la fiesta, los quemaban en el fuego. Según la Biblia, Dios castigaba con muerte, al que desobedecía estos reglamentos.
En Éxodo 12, 8, Jehová instituye de cómo los israelitas, han de preparar la cena. “Y aquella noche comerán la carne asada al fuego y panes sin levadura; con hierbas amargas lo comerán”.
Braulio Jiménez, de la Comunidad de los Hermanos Pobres de San Francisco de Asís, dice al respecto que “Pascua significa el paso de ser esclavo a ser libre. Entonces, el señor Jesús manda a que se conmemore, años tras años, en el pueblo de Israel, una cena por todas las generaciones.” Finalmente refiere que “Jesús realiza ese simbolismo del cordero sacrificado en la cena. Por eso, en la actualidad, la fiesta cristiana, sustituye la Pascua judía. Jesucristo es el Cordero que nos libra de la muerte”.
No coincide con la Pascua de los judíos
En el Concilio de Nicea, en el año 325 de nuestra era, se estableció que la Pascua de Resurrección, había de ser celebrada cumpliendo unas determinadas normas. Una de ellas es, que la Pascua ha de celebrarse un día domingo y que no coincidiese nunca con la Pascua judía, que se celebraba independientemente del día de la semana.
Para la celebración de la Semana Mayor, es tomado como referencia el calendario antiguo, el judío, que al estar constituido en base al movimiento de la luna, no cae en la misma estación, entonces, esta fecha se mueve de acuerdo al cambio de la luna.
La Pascua de Resurrección es el domingo inmediatamente posterior a la primera luna llena, tras el equinoccio de primavera (momento del año en que el Sol está situado en el plano del Ecuador terrestre, donde alcanza el cenit), y se debe calcular empleando la luna llena astronómica. Por ello no hay una fecha precisa y puede ocurrir cualquier día entre el 22 de marzo y el 25 de abril, como muy tarde.