Al abrir las puertas de su despacho, abre, con discreción, las de su corazón. Nos deja ver su palpitante gusto por la poesía. Borges es su poeta favorito. De hecho, le brillan sus alargados ojos verdes al mencionarlo. Dice que lo que admira de él es su inmensidad, que es exactamente lo mismo que le cautiva del mar.
La fiscal del Distrito Nacional es una mujer sensible, de palabras exactas y poco maquillaje. Directa, sin medias tintas, apasionada de su profesión de abogada, tanto, que no se imagina haciendo algo que no esté vinculado al Derecho.
¿Cuál cree que es o son los prejuicios que las personas pueden tener con Yeni Berenice, la Magistrada?
Que persigo a los hombres sólo por ser hombres. Que ante la denuncia de una mujer y un hombre, es posible que se le otorgue mayor credibilidad a lo que dice la mujer, porque la magistrada es feminista y siempre apoya lo que ellas dicen. También me pasa que a veces la gente me dice, “usted hace su trabajo como un hombre”. Eso es una frase que deja al desnudo que todavía hay cierto sector de la población que siente que determinado puesto es para un hombre.
Siendo este un puesto delicado, en el que no se puede dar a torcer el brazo y en el que tiene que mostrarse carácter, ¿qué la conmueve?
En el trabajo, los casos de abusos a niños al igual que los de agresión sexual. También los de homicidios, por las circunstancias en que ocurren, conmueven.
Por Twitter se muestra muy activa con el béisbol local. ¿Aparte de la pelota, qué otros deportes le gustan?
Me declaro una fiel seguidora de los deportes. Como buena dominicana, me gusta el béisbol y el baloncesto.
Además me fascina el patinaje sobre hielo; sigo mucho la Fórmula 1 y el tenis profesional. Algunos no llaman tanto mi atención, como el fútbol.
También tiene gusto por la literatura…
Tengo una relación especial con la poesía. Me pasó que estando muy joven, de 13 años, mi profesor de literatura (fallecido) Eligio Pérez, me llevó al taller de Narradores de Santiago, que se reunía (aún lo hacen) en Casa de Arte,Santiago. Formé parte de este grupo desde los 13 hasta los 20 y tantos años. Ha sido uno de los espacios donde me ha dado más satisfacción compartir.
¿Entiende que este trabajo es un sacrificio que vale o valdrá la pena?
Yo no veo mi trabajo como un sacrificio, sino como una oportunidad única para servir. Amo profundamente lo que hago, al punto de que tengo aproximadamente 10 años en el Ministerio Público y nunca he tomado vacaciones. Siempre le digo a los fiscales en las reuniones: “el día que yo me levante sin el entusiasmo de venir al trabajo, renuncio”. Yo necesito disfrutar lo que hago.
A diario tiene que lidiar con malas noticias, ¿cómo hace para levantarse con ese entusiasmo?
La satisfacción que da el contribuir a que se haga justicia, te da fuerza. El entusiasmo es ese: cada día tener la fuerza de voluntad para mejorar las cosas, no sólo a nivel de los casos, sino también con la gestión en la Fiscalía. Sí, hay casos en los que no sucede lo que uno espera, eso desmotiva un poco. Pero la desmotivación no le puede ganar a la voluntad. Es una frase que me digo desde que era adolescente.
¿Cómo logra dejar los casos en la oficina?
No soy tan profesional. Yo me los llevo. Hay casos en los que uno se desvela pensando en el proceso; por eso tengo al lado de mi cama una libreta de notas y un lapicero. A veces de madrugada se me ocurre algo y lo anoto de una vez.
¿Qué les respondería a las personas que tienen prejuicios con usted en lo personal y desde su posición?
Yo creo en seres humanos; en sus principios, valores, vivencias y conocimientos. No me gusta esa división entre mujeres y hombres. No es bueno tener prejuicios cuando uno no conoce desde dentro a la persona. A veces por un prejuicio uno se pierde una oportunidad de oro de conocer a alguien.
“No veo mi trabajo como un sacrificio, sino como una oportunidad única para servir”.
¿Ha tenido prejuicios? Me pasó mucho, más en mi época de la universidad, a principio de mis funciones. Pero la misma formación en temas de investigación te va demostrando que tener prejuicios es absurdo, y que las cosas no siempre son como se observan.
¿Con qué la conquistan? Me gusta tener una buena conversación… que sea interesante.
¿Se considera femenina? Soy muy práctica. Por lo general, para el trabajo llevo pantalones, pero no tengo problemas con ninguna prenda. Depende de la actividad, suelo ser formal. Pero los fines de semana ando con camiseta y jeans. Es decir, que en términos de vestuario, el único límite es la formalidad. Evidentemente que el largo de la falda es de cierta consideración, más que por el puesto, porque siempre he sido así, nunca he sido muy dada a la exhibición. No me gustan los accesorios, llevo reloj, aretes, y ya. Los vestidos me encantan.
¿Tiene un ritual de belleza? Admito que soy un desastre total. Personas cercanas me dicen que abuso. Hoy estoy maquillada porque estaba en un programa de TV. Por eso coordinamos la entrevista justo para hoy (se ríe). Soy de carita lavada y brillo de labios. Sí, llevo una alimentación muy sana, más que por cuidar la figura, porque tengo gastritis debido a los horarios en los que como. Trato de hacer ejercicios. Antes solía trotar seis kilómetros sin detenerme.
¿Una bebida? Debería tomar más agua. Pero aquí hay una bebida muy famosa en el despacho: el té de jagua. Lo tomo tres veces al día.
¿Es una persona de fe? Sí, creo en Dios. No soy mucho de ir a la Iglesia pero creo que existe algo superior. Lo primero que hago al levantarme es orar.
¿Piensa en el futuro o vive el día a día? Soy una apasionada del tema de la calidad y en calidad, se dice que el futuro no se deja al azar, se tiene que planificar. Lo que no soy es sicorígida. En un futuro me gustaría tener una familia primaria. En cuanto al trabajo, hay cosas que me gustarían hacer, como un doctorado.
