José fue uno de los afectados del fenómeno conocido como phubbing. En sus citas con su novia María (ambos nombres ficticios), ella parecía estar más entusiasmada con lo que sucedía en su móvil inteligente que con lo que pudiera estar conversando con su pareja de dos años. Tras varios reclamos de José, unas cuantas sesiones de terapia de pareja y el aviso de los amigos de ambos, la relación terminó por incompatibilidad de caracteres, y una que otra falta de uso de emoticones. Así como José hay muchos en el mundo, de hecho, más del 67% de la población con móviles inteligentes ha admitido haber practicado phubbing e
El término es una de las negativas que apareció con la llegada de los smartphones, en 2007. Está conformado por las palabras phone y snubbing, y se utiliza para designar el acto de menospreciar a quien nos acompaña y prestar más atención a los aparatos electrónicos. “Esta práctica está afectando, no sólo la relación de pareja, sino la vida social, laboral y familiar de quienes no lleven un control del mismo”, explica la terapeuta sexual y de pareja Virginia Pérez.
Muchos son los que han iniciado una batalla contra el phubbing. ¿Cómo? Desde no permitir sentarse en la mesa de un restaurante con el celular hasta la creación de portales como stopphubbing.com, que aboga por frenar el mal del nuevo siglo. Así también lo quieren la mayoría de los votantes en su site, con un 83% de los votos en contra de esta práctica.
¿Desembocará en divorcio?
De acuerdo a la especialista, el divorcio es más común ahora que hace unos años, y un factor causante de que la tasa vaya en aumento en las nuevas generaciones de esposos, es la llegada de las móviles inteligentes y las redes sociales. “Lo he visto en mis consultas terapéuticas. El uso excesivo puede generarte conflictos significativos en la relación, sobre todo si no es sana y funcional”, puntualiza Pérez. Lo que quiere decir que no todo es culpa del móvil. “La falta de comunicación y comprensión ha sido uno de los desencadenantes de la disfuncionalidad de la pareja, convirtiéndose el smartphone en el detonante. En una relación sana, es decir, donde haya respeto, valores, cuidados, comprensión y amor, esto no sería un instrumento de rompimiento; sería un termómetro de cómo está su relación en estos momentos. Aquí salen a relucir los síntomas que pudiera estar presentado esa persona, desde vacíos existenciales, trastornos, falta de afecto, falta de comprensión y falta de aceptación, entre otros”, añade.
Secuelas
Con el tiempo, las víctimas del phubbing pueden presentar síntomas de baja autoestima, depresión y ansiedad, además de sentirse rechazadas, incomprendidas o que no son importantes en la vida de su pareja.
Estrategias
En un artículo abordado por el portal del periódico El País en marzo del año pasado, la autora del libro Conéctese con sus hijos para que se desconecten de las redes, Gissela Echeverría, plantea las soluciones a esta problemática:
1. Empieza por ti. Suelta el teléfono y modela el comportamiento que quiere enseñarles a tus hijos –nosotros agregamos la pareja–.
2. Apaga el teléfono al llegar a casa y concéntrate en la vida familiar.
3. Dispón un lugar específico de la casa donde se ubiquen todos los celulares antes de sentarse a comer.
4. Deja el móvil fuera de la cama.
5. Presta atención a las personas cuando hablan, antes que a tu teléfono, prioriza.
6. Que buscar el teléfono no sea lo primero que hagas al abrir los ojos cada mañana.
7. Posterga las respuestas a los mensajes de texto o los que le lleguen al Whatsapp, si eso interrumpe alguna actividad de trabajo o estudio, y mucho más si estás en un almuerzo o una reunión familiar o de amigos, a menos que se trate de una emergencia que comprometa la salud o la vida de alguien importante.
8. Apaga el teléfono cuando vayan de paseo, al cine, al teatro, para que disfruten del momento. Anímese a pasar sin celular un fin de semana completo.