El pasado sábado, durante la presentación del Ballet Clásico de Praga, el público fue testigo de un espectáculo que a todas luces resultó de muy mal gusto. Al abrirse las puertas de la sala Carlos Piantini, se apreciaba un escenario cubierto por lonas y personas portando cubetas y suapes para hacer frente a los problemas de infraestructura que sufre desde hace años y que quedaron más evidenciados que nunca por las incesantes lluvias del fin de semana.
De acuerdo con múltiples reportes, César Suárez, productor local del evento, tomó el micrófono para excusarse por la escena antes de iniciar el show y reclamar en público una solución por parte de los directivos del teatro.
Suárez alegó, entre otras cosas, que tuvo que ponerse en contacto con los ejecutivos del ballet para que autorizaran la función bajo esas condiciones, a pesar del riesgo que suponía para sus talentos. Niní Cáffaro, director del Teatro Nacional, le respondió, desde su palco, que el Ministerio de Cultura ya aprobó una remodelación del recinto y que se producirá en lo adelante. Este “careo” supuso aplausos para el empresario y abucheos para el director.
Los artistas dominicanos no han querido pasar por alto la situación y han recurrido a sus redes sociales para plantear sus pareceres. Todos coinciden en que ya es hora de tomar medidas.
El destacado coreógrafo Carlos Veitía fue de los primeros en pronunciarse: “Aquí es el mantenimiento el mayor problema. El voltaje es un desastre para esos aparatos y un sistema del tamaño del aire del teatro necesita constante atención, más en un país con problemas de energía eléctrica. Aquí aparece dinero para cosas superfluas al lado de la importancia que tiene el mantenimiento de nuestros bienes comunes como son nuestros teatros. Por eso el público no acepta excusas”.
El teatrista Basilio Nova propone el cierre del teatro a la mayor brevedad para su reacondicionamiento: “El Estado dominicano no tiene la costumbre de dar mantenimiento a las infraestructuras que construye, pues los presidentes y funcionarios de turno entienden como preferible que se deterioren por completo para cerrarlas y así justificar la construcción de nuevas edificaciones o comprar nuevas maquinarias, que siempre serán más caras que hacer los oportunos mantenimientos a las mismas. Un buen ejemplo de esto es la Sala Manuel Rueda. Tiene más de 6 años cerrada. Cuando se decida su intervención, sus equipos y mobiliarios y demás, no servirán para nada, solo serán basura.
Las presentes autoridades deben tomar en serio lo ocurrido el sábado en el TN y declararlo en emergencia. Su cierre para una intervención total es urgente”.
La bailarina Irmgard Despradel también mostró su indignación: “Jamás había visto el TN en las deplorables condiciones que lo mantienen. Los teatros, en el mundo, son la cara de los pueblos. Si están mal cuidados, dan tan mala impresión al que los visita que sale jurando no volver y pensando que somos unos … El TN no tiene goteras. El TN está llorando nuestra dejadez, nuestro miedo de enfrentar a esos responsables que mal manejan nuestro país y que no preservan para nada lo que pertenece al pueblo. ¿Cuántos años hace que el TN tiene goteras? ¿Cuántos? ¡Por Dios, qué rabia!”.
Lo cierto es que el debate pica y se extiende. La cartelera de espectáculos por lo que resta del año exhibe muy pocos huecos y los problemas del edificio prevalecen. Son muchos los que consideran que más que un tema de mantenimiento, es de restauración, lo que implicaría cerrar por algún tiempo las puertas del más importante escenario del país y suspender los compromisos ya contraídos.
El Teatro Nacional tiene ya 41 años de fundado. Para celebar la ocasión, ha estado realizando diversos montajes. l
Cronista defiende a Niní Cáffaro
El cronista de arte Arismendi Vásquez, que también trabaja en el departamento de relaciones públicas del Teatro, redactó un texto que, bajo el título de “La culpa no es de Niní Cáffaro”, busca defender al director de la entidad. Según él, estos problemas son históricos. “No merece el agravio de que fue objeto en público. Los problemas de filtraciones en el escenario del Teatro Nacional vienen de lejos, y pese a que existe hace años un presupuesto aprobado para repararlos, el gobierno y las autoridades de turno no han cumplido con su responsabilidad de ejecutar dichos trabajos. Desde administraciones anteriores se viene hablando de que van a cerrar temporalmente el teatro para su reparación total, pero nada se hace.
Talvez se decidan a intervenir cuando suceda algún accidente lamentable en el escenario o cualquier otro lugar de esta institución del arte que ya tiene 41 años ininterrumpidos con el mismo sistema de aire acondicionado, que ya no aguanta más reparaciones; la misma alfombra, completamente deteriorada; el mismo techo, lleno de filtraciones, y así por el estilo. Y pese a que en las últimas gestiones de directores artísticos y administrativos se han hecho remiendos ocasionales, las autoridades responsables de la reparación total y definitiva no han cumplido con su deber. Hay que repararlo ya. ¡Manos a la obra!”.