En este país los acontecimientos parece que se desarrollan por moda más que por situaciones reales.
Es el caso del Centro de Cómputos de la Junta Central Electoral (JCE). Se armó una crisis en torno a ese organismo por la renuncia de su titular y la permanencia de alguien que se decía no es confiable. Vino la mediación de Agripino, los partidos principales se reunieron, la sociedad civil se pronunció y con ella buena parte del sector empresarial.
Llegó diciembre, la Navidad, Año Nuevo, la Junta siguió y sigue trabajando, ya nadie habla del tema, no se llegó a ningún cuerdo y el Centro de Cómputos funciona con aparente normalidad. ¿Era un impasse real o un invento?