El internacionalismo proletario, la Gran Colombia, los Estados Unidos de América, el Tercer Reich o La Unión Europea han sido los sueños recurrentes de militares y políticos ambiciosos; sueños que han tenido que sufrir la gente común y corriente. Simón Bolívar, Ernesto Guevara, Hitler, Mao Tse Tung, Schuman o Napoleón son una no tan rara especie de seres que han pensado o actuado pro gobiernos supranacionales. Todos convencidos de las bondades que, para la humanidad, traerían sus ideas y acciones. Ideas y acciones que la mayoría de las veces se convirtieron en aventuras delirantes y actos atroces como los de las dos grandes guerras mundiales alemanas y sus líderes, la locura de Mao, el infierno de Stalin, USA en Hiroshima y Nagasaki, o la abominable dictadura de Fidel Castro.
Parece que la humanidad, en plural, es la obsesión de predestinados líderes, que, endiosados por las camarillas corruptas que los arropan se lanzan más allá de la decencia y los límites de la razón para salvarnos; aunque sea matándonos. Lo queramos ver o no, estamos en tiempos difíciles. El fin de la historia no es tal como lo visualizó Fukuyama y todos quisimos creer, pensando que vendrían tiempos de tranquilidad, orden y sin ideologías salvadoras. El brillante éxito económico, social y cultural inicial de los países integrados en el proyecto de la Unión Europea trajo consigo optimismo, pero trajo consigo el Euro, la manzana de la discordia. Decía Ezra Pound que el demonio era el dinero, y no estaba muy lejos aquel poeta loco encerrado en la torre de Pisa. Al final los poetas siempre tienen la razón, el problema es entenderlos a tiempo.
La creación de la moneda única fue una gran decisión política que trajo consigo una serie de ventajas económicas momentáneas y, al mismo tiempo, una cesión de soberanías y competencias en materia económica que ahora se traducen en gestos hostiles por quienes controlan esa moneda. Una decisión, el Euro, que ahora vemos como precipitada, tomada en un momento de euforia, que ahora no cuadra con lo que se está revelando como la realidad.
Parece que el Euro tiene pocas posibilidades de sobrevivir a esta crisis, aunque la idea de una Europa grande y en libertad ha prendido. Visionarios como Francis Fukuyama ya le ponen fecha de caducidad. Ojalá que sea otro de sus desacertados pronósticos.
Europa está en una grave crisis. USA está sin un liderazgo efectivo. Los guerreros religiosos musulmanes se sienten en su mejor momento. Irán es el mayor peligro, y está sin control. Mal diagnóstico para el fin del verano, mal diagnóstico para todos, ya no hay escapatoria geográfica. Ahora nos podemos joder todos.