El pasado sábado la familia de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) celebró un acto encabezado por sus autoridades y ex rectores en el cual se reclamó justicia para los responsables del asesinato de Mateo Aquino Febrillet.Aquino Febrillet fue el pacífico ciudadano dedicado a la academia, toda una vida, y quiso continuar sirviendo a su país desde la política, y terminó muerto de la manera más absurda, bajo la arrogancia de quienes se creen que se puede todo, hasta matar sin que haya sanción.
Hemos visto cómo se ha pretendido impedir que se cumpla el debido proceso, cómo se han provocado aplazamientos en la mayoría de los casos injustificados, llevar el caso hasta al infinito, y evadir el peso de la ley. Desde presentarse el principal imputado sin abogado, hasta su defensor alegar que no conocía el expediente o que se encontraba quebrantado de salud, etcétera.
La familia universitaria se levanta y contrarresta una tendencia de desistimientos que empezó con Edward Andrés Montás, precisamente uno de los protagonistas del último incidente que posteriormente culminaría con la persecución desatada por el principal imputado Blas Peralta y la agresión a tiros al vehículo donde viajaba el ex rector de la UASD. Pocas personas en el país han dado crédito a la versión de Montás de que retiraba la acusación por la salud de su madre.
La cuestión es que en esta fecha debe efectuarse la decimosexta audiencia en el Sexto Juzgado de la Instrucción del Distrito Nacional para que el caso definitivamente llegue al fondo. La esperanza es esta vez no haya un nuevo pretexto para postergar la audiencia.
La fiscal del Distrito Nacional Yeni Berenice Reinoso, que lleva el caso con un sentido claro de la comprensión de su responsabilidad, se ha comportado a la altura de la circunstancia. Está muy confiada de que por más desistimientos que ocurran, la justicia habrá de prevalecer.
Los jueces tampoco pueden eludir su obligación de administrar justicia. Es lo que espera la sociedad, un año después de aquel cobarde asesinato.