París, Francia.- Una larga cola de personas se extiende desde las 10:00 de la noche varios metros a la izquierda del local, todos con reservación en manos, pues en la puerta las boletas se agotan dos y tres días antes de cada función, que se repite en dos entregas diarias “a casa llena” de visitantes de diversas nacionalidades.
Una hora después, todos ocupan sus asientos para presenciar uno de los espectáculos artísticos más antiguos de París, la capital de Francia; una ciudad donde muchos visitantes sienten que no han ido, si después de visitar el Palacio de Versalles, el Museo del Louvre, la Torre Eiffel, el Arco del Triunfo, un paseo por el río Sena y una caminata por los campos Elíseos, no pudieron asistir al famoso show del Moulin Rouge.
Se trata de un cabaret parisino que data de 1889, fundado por Josep Oller, quien también habría sido el dueño del emblemático teatro Olympia, también en París, por donde han desfilado los cantantes y actores más famosos del mundo y aún sigue en funcionamiento.
El espectáculo del “Molino Rojo” comienza con la presencia de al menos 60 bailarines, divididos entre apuestos hombres y hermosas mujeres que cantan y danzan con el torso descubierto, deleitando a los asistentes.
Una botella de champaña es suficiente para cada pareja que ocupa asientos previamente numerados, pues el espacio se llena por completo. La primera función incluye una cena, pero la mayoría de los asistentes, muchos de los cuales han visitado en más de una ocasión el famoso Maulin Rouge, aseguran que la segunda presentación, sin cena, que se inicia a las 11:00 de la noche, es mucho más emocionante. Al conversar con los asistentes, siempre coinciden en que les encantó el espectáculo y que asistieron por recomendación de familiares o amigos.
Este “cabaret” es un lugar de visita obligada para la mayoría de turistas en París. El espectáculo evoca un ambiente bohemio inspirado en la bella época cabaretera y ha sido inspiración de pintores, compositores de canciones y poemas, escritores de libros y hasta de famosas películas, como la que protagonizaron Zsa Zsa Gabor y José Ferrer en 1952, y más recientemente, el éxito “Moulin Rouge” de 2001, en la que actuaron Nocole Kidman, Ewan McGregor y Kylie Minogue, entre otras estrellas.
Entre set y set del show se presentan algunos malabaristas para entretener al público, algunos interactúan con los asistentes y los suben al escenario para simular actos de magia u otras actuaciones. El escenario cambia constantemente al igual que los vestuarios e interpretaciones, que se inspiran en canciones y bailes clásicos de naciones como China, Japón, Rusia, India, y por supuesto, las tradicionales interpretaciones de Francia y naciones cercanas.
Con el paso del tiempo, durante más de 120 años, el show de cabaret se ha ido reinventando, pero siempre conservando su esencia de atracción para los visitantes. Entre las escenas más impresionantes está el momento en que una de las beldades más atractivas del elenco, semi desnuda, se introduce a ritmo danzante en un gran estanque de cristal transparente, y en el agua deja envolver su cuerpo entre cuatro grandes serpientes. Al final, sale del estanque rodeada de una gran culebra blanca, previamente amaestrada y que todos suponen está bien alimentada, para que no se le ocurra comerse a la hermosa mujer que la acaricia.
La zona rosa de París
El Moulin Rouge está ubicado en el Boulevard de Clichy, en el barrio rojo de Pigalle, una vía que es preciso visitar si se desea disfrutar de los placeres terrenales más allá de la rica cultura e interesante historia de la ciudad de París.
Pigalle debe su nombre al escritor Jean-Baptiste Pigalle, quien vivió en los años del 1700 y se destacó en Francia.
Hoy en día Pigalle se identifica como una zona atractiva, de muchos bares, restaurantes, tiendas eróticas y centros nocturnos. Es la zona rosa de París, con el emblemático cabaret Moulin Rouge al centro, local que le ha permitido darse a conocer en todo el mundo. Pero además, el área completa es de atractivo constante, especialmente en horario nocturno.
En Pigalle se disfruta un abiente sano, en el que no faltan las propuestas que dejar volar la imaginación o hacer realidad alguna fantasía romática, cuyos gratos recuerdos sean prohibidos de contar y haya que llevarlos hasta la tumba.
Si vas a París, no dejes de enriquecerte y admirar la riqueza cultural y romántica de tan hermosa ciudad; pero de seguro te lamentarás si no visitas el Moulin Rouge para presenciar el centenario espectáculo.
El teatro se llena por completo cada noche
Para ir al Moulin Rouge es preciso reservar con tiempo, pues el local se llena por completo en las dos funciones diarias que presenta. La entrada es de 105 euros por persona e incluye media botella de champaña. Es bueno ir en pareja, pues así el pase es de 210 euros y en la mesa le colocan una botella de champaña.
El monto a pagar varía también de acuerdo a la ubicación de la mesa. El ambiente adentro es acogedor e invita a pensar en las vivencias de décadas pasadas, donde nunca falta el baile, el canto y la interacción de los artistas con el público, ya sea de forma directa, o desde arriba, cuando aparecen colgando de cuerdas dando la impresión de estar volando.
Atractivo
Al final de cada show en el Moulin Rouge, muchos asistentes piden tomarse fotografías con las bailarinas y bailarines, a quienes no les faltan ofertas de citas para conocerles de cerca y de forma más personal.