La expresión la escuché por primera vez, en labios de una de las amigas de mi madre. En ese momento, no entendía de lo que hablaba.
Era una de esas personas cuya peculiar forma de hablar, llena de refranes y creencias extrañas nos causaba mucha risa a mí y a mis hermanos, pero gozaba de un gran aprecio en mi familia; y mi mamá, que nunca fue de muchísimas amigas, al menos en su entorno cercano, la quería mucho y siempre la recibía con el mejor ánimo.
Durante sus reuniones, hablaban de muchos temas, pero para que mi madre participara en una conversación, necesariamente los temas tenían que ser importantes. Estaba prohibido hablar de quien no estuviera presente; poner el tema sobre la vida de los demás era impensable en un diálogo con mi madre. Por eso me gustaba escuchar sus pláticas. Fue así como escuché el término.
Las dos amigas hablaban de lo importante que era servir a los demás, brindar apoyo, amistad y comprensión a las personas que nos rodeaban. Pero no solo eso, también, tratar de ayudarlos a superar temores, dudas, y erradicar malos sentimientos y pensamientos negativos. “Eres un ser de luz”, eso le dijo doña Mariana a mi madre.
Quedé paralizada. En ese momento iba pasando por la sala y aunque siempre sus términos y ocurrencias me provocaban risa, en esa ocasión no fue así. No entendía de lo que estaba hablando esa señora. Me quedé hasta que terminó de detallarle a mi mamá las razones por las cuales la consideraba como tal.
Muchos años después, al escuchar a practicantes de ciertas creencias espirituales definir a los seres de luz, entendí lo que esa señora quería decir, ya que en algunos de esos grupos, aseguran que estos son seres que se encuentran en otra dimensión, en un nivel de energía superior, en otro plano que no es el plano terrenal, y por lo tanto, son seres espirituales, no materiales, pero que igualmente se pueden manifestar ante nosotros de diferentes maneras, para ofrecernos lo que llamamos la energía de los seres de luz humanos que es un tipo de energía positiva, llena de buena vibra y guía espiritual.
Sin adentrarme en ninguna corriente espiritual, porque desconozco de esos temas y no suelo opinar de lo que no sé, me quedo con lo que doña Mariana quiso decir, y en la medida de lo posible trataré de aportar para que otros sean mejores y, con ello, convertirme en una mejor persona. l