Cada vez que sufro o tengo problemas por demostrar que me he dado cuenta de cualquier acción, mirada, conversación o señas, que se tratan de realizar a mis espaldas o de manera discreta, para que yo no me dé cuenta, alguien que sé que me quiere mucho, siempre me dice: “Evelyn, hazte la tonta. Sé agua mansa.
Deja que las personas se muestren tal cuales son y tú sigue tranquila. No demuestres que ya sabes cómo es cada quien y sorpréndelos el día menos esperado”. Cuando algo me duele o alguien me ha lastimado, mi madre suele decirme que cuente hasta diez, que no suelte todo lo que me llega a la cabeza cuando estoy molesta, porque después es muy difícil de recoger, que las heridas que causamos con nuestras palabras son más cortantes que la navaja más afilada.
Alguien a quien amo me dice que me muerda la lengua. Pero por más que he tratado, sencillamente no puedo hacerme la tonta, no puedo darle la victoria a quienes piensan que me están engañando.
Para mí, eso sería convertirme en hipócrita, aunque pelearme con las personas que amo, es lo peor que me puede ocurrir, pues amo con todo y así mismo sufro cuando las cosas no marchan bien, cuando el tono de voz y las palabras de esas personas son cortantes y secas, cuando no recibo la misma ternura y cariño que recibo en tiempos de amor y paz y sufro mucho cuando su mirada pierde la dulzura, calidez y pasión con que suelen mirarme sus ojos. Pero así soy.
Mil veces me he propuesto dejar pasar, esperar que las cosas caigan por su propio peso, pero ese espíritu indomable dentro de mí se rebela y se niega a hacer de tonta.
Me excedo. Lo sé. Lastimo y me lastimo, hiero y salgo herida, sufro y causo sufrimiento y alejo a quien amo y eso me entristece.
Pero en el fondo, pienso que a pesar de los malos ratos, lo mejor es la sinceridad, decirlo todo, ser siempre uno mismo, sin pensar en conveniencias, cuando la verdad está de por medio.
Siempre he creído y seguiré creyendo que en las relaciones, de cualquier tipo, la mentira es una burla, es decir, que la forma por excelencia de burlarnos de quien nos ama es mentirle, tratar de engañarlo.
Por eso, soy y siempre seré yo misma, con todas las consecuencias que eso implica. l