LA ROMANA.-Bajo lluvia y con gritos de consignas exigiendo justicia, fueron sepultados este miércoles los restos del periodista José Silvestre (Gajo), encontrado ayer con varios disparos próximo a Sabana del Soco, entre La Romana y San Pedro de Macorís.
El cortejo fúnebre partió desde la Funeraria Romana, situada en el centro de la ciudad, y al llegar a las calles Pedro A. Lluberes esquina Eugenio A. Miranda, el féretro fue sacado del carro hasta llegar al camposanto.
El diputado Pedro Botello, uno de los abogados de Silvestre en la querella por difamación e injuria incoada por el fiscal José Polanco, dejó en claro que la muerte a tiros del comunicador no acallará a la prensa en su lucha contra el crimen organizado y la corrupción política.
De inmediato, Gisel Silvestre agradeció en nombre de la familia las muestras de solidaridad tras el vil crimen de su padre la mañana de este martes. También, otros que destacaron las cualidades humanas y profesionales de “Gajo” fueron su pariente, el comunicador petromacorisano Cesáreo Silvestre, y su entrañable amigo Denny Ávila.
“Gajo”, como era conocido, fue raptado por al menos cuatro hombres que lo interceptaron a poco más de una esquina de su casa, próximo al Hotel J&A, donde dejaba su vehículo. Hacia las 7:30 de la mañana fue montado a la fuerza en una yipeta y testigos aseguraron desde el primer momento haber escuchado un disparo. Lo encontraron con un balazo en el abdomen y otro en el cuello.
Sin embargo, Silvestre había denunciado hace poco que era seguido por dos yipetas y que pudo escapárseles en las inmediaciones de la tienda Jumbo de La Romana. Ante esta realidad, el presidente del Colegio Dominicano de Periodistas (CDP), Aurelio Henríquez, criticó el hecho de que las autoridades no lo hayan protegido.
Preparó cena
La noche anterior a su asesinato, Silvestre llamó a familiares y entrañables amigos, como el conocido peluquero Denny Ávila, y los invitó a degustar víveres y pescado que él preparó. En su juventud fue cocinero en Casa de Campo. “Tú si eres fina, coje eso con los dedos”, le dijo sonriente a una de sus hijas que comía pescado.
El comunicador, de 61 años, residía en la calle Fray Juan de Utrera 76, del sector El Tamarindo. Tenía 11 hijos, incluyendo una niña de apenas cuatro meses que procreó junto a la joven Rosalina Castillo.
“Murió luchando. Le pediría a la vida que me devolviera a mi papi”, manifestó entre lágrimas su hija Gisela Silvestre.