(A Huchi Lora, en el día de su justa premiación)
Toda tentativa por imponer reglas a la conducta y responsabilidad de los medios de comunicación, provenga de una autoridad pública o de una fuerza política o ideológica, lesiona el papel de la prensa independiente en una sociedad democrática. Y como ese esfuerzo se expande en la comunidad latinoamericana, es importante reconocer el valor que para la democracia tiene el que un Presidente democrático como Danilo Medina entregue hoy un premio a un periodista como Huchi Lora, que ha sabido defender con gallardía los principios de un periodismo crítico e independiente.
Resulta chocante la aceptación que goza en ciertos medios periodísticos, tanto dentro como fuera del país, la teoría de que la potestad de establecer límites y reglas a esa responsabilidad cae o encaja dentro de las atribuciones del gobierno. Por experiencia sabemos que siempre que la autoridad pública, las iglesias u otros poderes ajenos a ella, pueda directa o indirectamente limitar esa responsabilidad, la independencia y la libertad de prensa quedan virtualmente suprimidas.
La intervención de un gobierno en el campo de la actividad periodística equivale a otorgarle la capacidad de decidir qué puede o debe publicar un diario. Transferir esa capacidad de las redacciones a los despachos de algún ministerio equivale a asestarle una puñalada a la libertad, y la posterior desaparición de una prensa crítica y libre.
Con mucha frecuencia se esgrime la negativa o renuencia de un periódico a publicar éste o aquel informe o artículo de opinión que no se ajustan a sus criterios y políticas editoriales, como la prueba de que se requiere de un método gubernamental para fijar la responsabilidad de los medios de comunicación. Pero obligar a un medio a publicar aquello que considere contrario a su propia escala valorativa, constituye un atentado a la libertad de expresión, que es la base del funcionamiento de una prensa realmente libre y democrática.