Antes de que terminara el año, conversaba con una amiga sobre mis metas para este 2013. Le decía que más que plantearme nuevos retos, mi propósito es el de terminar lo que estaba inconcluso. Poner punto final en varios aspectos de mi vida para poder emprender nuevos proyectos. Y entre tanto, ambas coincidimos que para que todo fuera posible, debíamos ocuparnos más por la salud, tanto física como emocional, siendo ésta última todavía más importante que la primera. ¿Qué hacemos con un par de piernas si una situación “x” nos tiene paralizados? ¿A quién lucimos la belleza si la autoestima está por el piso?
Me permití abolir la regla de la tercera persona en el periodismo para aludir un tema que pasamos inadvertidos. Su valor es tal que debe empezar a escribirse, si aún no lo han hecho, en la lista por hacer para este año que recién inicia. Y no hay que ponerse tensos, porque tanto la gerontóloga Silvia Montes Jorge comola Organización Mundial dela Salud, coinciden en que la salud mental es más que la ausencia de trastorno y/o enfermedad mental. Segúnla OMSes “un estado de completo bienestar físico, mental y social”. De su lado, la doctora Montes Jorge, lo considera un privilegio que todos quisiéramos tener: “la tranquilidad, la felicidad, la alegría o satisfacción. Eso es salud mental”.
La manera en cómo nos relacionamos con otros, en las distintas actividades, la manera en que cada quien armoniza con sus deseos, anhelos, habilidades, ideales, sentimientos y valores morales con los requerimientos para hacerle frente a las demandas de la vida. Todo eso, según la especialista, es salud mental.
Si estás leyendo esto y sientes que todavía eres muy joven para preocuparte por estos asuntos, continúa leyendo. La gerontóloga, que sí trata los fenómenos característicos a la vejez, nos dice que a los 25 años comienza el proceso de envejecimiento cerebral, porque empiezan a disminuir las neuronas. Pero que no todos envejecen al mismo tiempo; eso dependerá de estilo de vida saludable que lleve: cómo comes, duermes, si tienes mucho estrés, tener mal humor o sufrir de depresión, le suma probabilidades al desarrollo de enfermedades en un envejecimiento normal, asegura Monte Jorge.
¿Estoy perdiendo la memoria?
Dale un vistazo a esta lista a ver si encuentras algún síntoma de pérdida de memoria que, aclaramos, no son parte normal del envejecimiento:
– Olvidarse de las cosas con mucha más frecuencia de lo que solía.
– Olvidar cómo hacer cosas que ha hecho antes, muchas veces.
– Dificultad para aprender cosas nuevas.
– Repetir frases o historias en la misma conversación.
– Dificultad para tomar decisiones o manejar dinero.
– No ser capaz de estar al tanto de lo que ocurre cada día.
Gimnasio mental
Si tu cuerpo necesita ejercicios y comida saludable para estar en forma, de la misma manera tu mente lo exige, y con la misma rigurosidad que tu físico. La gerontóloga autora del libro “Ejercita tu mente”, recientemente puesto en circulación, recomienda tener una dieta rica en frutas, vegetales, pescados y proteínas.
Leer, formar rompecabezas, resolver crucigramas, jugar barajas, bordar o tejer, jugar Sodoku, son entrenamientos que mantienen activo el cerebro.
Socializar, visitar amigos y familiares, ir a la iglesia, alimentar el espíritu también contribuyen a la salud mental.
¿Qué más? Hacer ejercicios físicos de acuerdo a sus necesidades; mantener una relación positiva con sus familiares, evitar quejarse; aprender cosas nuevas como un idioma; escuchar la radio y ver televisión para mantenerse al día con lo que sucede en su entorno y en todo el mundo, evita la postración.
Tips para ayudarte a recordar
-Anota las tareas pendientes y asuntos importantes.
-Siga una rutina.
-Haga asociaciones, conectando una cosa con otra de forma mental. Por ejemplo, si el nombre de la persona le acuerda un hecho y así. A esto se le conoce como pilates cerebral.
-Coloque los objetos personales importantes en el mismo lugar.
-Lleva un calendario detallado con lo que tienes que hacer.
-Repite los nombres de las personas que conoces por vez primera.
-Práctica aquello que mantenga tanto tu cuerpo como tu mente, ocupados.
Una investigación encabezada por el profesor Peter Butterworth, de la Universidad Nacionalde Australia, que fue publicada en la revistas Psychological Medicine, descubrió que “trabajar en un entorno laboral con demasiada exigencia, un jefe desagradable o baja seguridad laboral” puede ser tan malo para la salud mental como no estar trabajando. Estos resultados evidencian que los beneficios para la salud de trabajar, se limitan a los empleos de buena calidad.
Una persona saludable mentalmente puede enfrentar por sí misma los problemas sociales diarios y llevar una vida feliz.
