Acabo de regresar de Londres, Inglaterra, donde estuve más de una semana para asistir a la boda civil de mi hija Cheizi con el ciudadano inglés Chris Beard. Mientras estuve allá me encontré en un ambiente político muy agitado debido a que el próximo jueves 23 de junio, se llevará a cabo el referéndum para decidir si Inglaterra y el Reino Unido se mantienen formando parte de la Unión Europea.
Esa es una discusión muy fuerte que se está llevando a cabo en esa nación. La gran ola de inmigrantes de Europa, Asia y África hacia Inglaterra y los otros territorios que forman parte de Reino Unido, ha llevado a que una corriente ultranacionalista y conservadora, esté acusando a los inmigrantes de ser lo responsables de afectar la economía y quitarle los beneficios sociales a los ingleses. Esa corriente se ha agrupado en un movimiento denominado Brexit, que es una abreviatura de dos palabras en inglés, Britain (Gran Bretaña) y exit (salida), que significa la salida del Reino Unido de la Unión Europea. Este movimiento ha tomado una fuerza muy importante y se prevé que podría salir ganancioso del referéndum del próximo día 23 de junio.
Y la situación ha llegado a niveles tan radicales, que incluso algunos sectores ingleses piensan que el asesinato de la diputada laborista Jo Cox, una activa defensora de mantenerse en la Unión Europea, podría haber sido fruto de esa corriente xenófoba ya que el asesino al momento de balearla y acuchillarla, vociferó la frase “Gran Bretaña Primero”, que es el slogan de los partidarios de que Inglaterra salga de la Unión Europea.
El actual Primer Ministro inglés, David Cameron, encabeza el movimiento a favor de que Inglaterra se quede en la Unión Europea y de alguna manera se está jugando su posición, su prestigio y su futuro político en Inglaterra. Cameron se ha empleado a fondo para demostrarle a los ingleses que lo más conveniente es mantenerse como parte de la Unión Europea, e incluso ha logrado negociar una serie de medidas con los líderes de ese conglomerado de naciones, para mantener la libra esterlina como moneda inglesa y no asumir el Euro, y para garantizar que las medidas económicas que se adopten respeten la industria y la banca del Reino Unido. Y aunque ha tomado algunas medidas para frenar el gran impacto de la ola migratoria de Europa, Rusia y África, ese tema se ha convertido en un argumento favorable para quienes luchan por sacar a Inglaterra de la Unión Europea. De acuerdo a una encuesta publicada hace unos días, el 76% de los ingleses creen que “los niveles de inmigración en la actualidad son insostenibles”.
De acuerdo a los partidarios del Brexit, la inmigración está afectando el desarrollo de la economía británica, le están quitando el empleo a los ingleses y se le está dando mucha ayuda social a los inmigrantes. Ese discurso nacionalista ha logrado impactar a una gran parte de la población y las encuestas de opinión, al día de hoy, prevén el triunfo de la posición de la salida de la Unión Europea por unos 3 puntos porcentuales.
Particularmente creo que no sería conveniente para Inglaterra salir de la Unión Europea. En los tiempos modernos la tendencia debe ser a la unidad entre naciones para crear zonas comunes de comercio, de regulación, de intercambio y de cooperación. Las posiciones ultranacionalistas y en contra de la inmigración, aunque están en auge y tienen mucha popularidad, a final de cuentas son posiciones discriminatorias, inhumanas y limitadoras del desarrollo de los seres humanos que buscan en otros países una mejor forma de vivir.
Aunque todo apunta a que la mayor parte de la población inglesa votará el jueves por salir de la Unión Europea, confiamos en que Dios hará un milagro para que Inglaterra se mantenga como parte de ese importante organismo multinacional.