Como en la gran generalidad del resto del mundo, la Policía Nacional es una institución creada para velar y resguardar el derecho de la ciudadanía al disfrute de un verdadero clima de preservación y mantenimiento de la paz y el orden público.Es por ello, que siempre llama mucho la atención la ocurrencia de los frecuentes excesos de atropellos en que suelen incurrir algunos miembros de la institución contra jóvenes sospechosos de la comisión de algún delito.
Aunque en su lucha contra el crimen y la delincuencia, los miembros de esa institución del orden merecen contar con el respaldo de la comunidad sensata, que es, en definitiva, la que siempre requiere de su protección y respeto dentro de los preceptos legales que manda la Constitución y las leyes, nunca está de más mantener un alerta sobre su comportamiento.
Más que como un cuerpo represivo, la Policía debe actuar siempre apegada a los preceptos legales, sobre todo con absoluto respeto a los derechos humanos, tan vulnerados durante pasadas jefaturas de ese cuerpo. Todavía se recuerda con tristeza el caso del joven Carlos Paulino Lachapelle, a quien durante la pasada jefatura del mayor general Rafael Guillermo Guzmán Fermín, en una acción bárbara, la Policía ató las manos a su espalda, dejándolo colgar por varias horas con todo el peso de su robusto cuerpo, lo que casi le cuesta la pérdida de sus extremidades superiores.
Igual acción se produjo recientemente con otro joven de apellido De la Rosa, quien luego de ser apresado, según la madre de este, fue conducido al cementerio Cristo Salvador de la carretera Mella, donde recibió una severa golpiza de parte de los agentes actuantes.
Ahora que la Policía está comandada por un correcto oficial de formación profesional, como lo es el mayor general José Armando Polanco Gómez, propicio es el momento para que se opere un oportuno cambio de imagen de esa institución oficial.
Son ya varias las ocasiones en que este caballeroso jefe policial ha tomado valientes medidas disciplinarias, incluyendo la separación del cargo, contra miembros de la institución, sin importar rangos, por estos excederse de manera abusiva en el desempeño de sus funciones contra indefensos ciudadanos.