Dando continuidad a nuestras reflexiones sobre la ponencia del Dr. Enrique Pina en Funglode quien abordó magníficamente el tema “El rol del arte en la diplomacia”, merece la pena destacar que nos correspondió presentar al expositor. Para ello empleamos un conjunto de imágenes que refrendan su hoja de vida y sus años de servicio en favor de la promoción cultural de la República Dominicana a nivel internacional.

Lo curioso es que, al introducir el vídeo de la presentación de Enrique Pina en el Szeged, Hungría, interpretando la pieza “Tombe degli avi miei”, siendo el único latinoamericano seleccionado en el certamen, porque todos los demás eran artistas europeos, la impresión que esto causó en el público asistente fue formidable, todos se unieron a los aplausos que por varios minutos se extendieron en lo que fuera la presentación in situ.

El doctor Pina, entre otras cosas, se refirió a la política de continuidad trazada en Roma, tanto por papas como emperadores, al apoyar propuestas culturales que se han podido conservar como memoria histórica. Para afianzar esta idea, presentó algunas imágenes del foro romano, describiendo aquella panorámica como un espacio abigarrado porque la mayoría de los emperadores dejaban un legado.

Asimismo, presentó dos imágenes de símbolos papales, entre ellos, uno del papa Clemente XII, y otro del papa Alejandro VII, mediante los cuales explicó cómo en las obras que encargaban los papas, había elementos que distinguían su período, mientras que el centro de las composiciones se mantenía igual para dar la apariencia de la visión de continuidad existente en la política cultural del Estado Vaticano.

De igual modo, Pina enfatizó en el rol que desempeñó Cayo Cilnio Mecenas al seleccionar a los mejores artistas de su tiempo, pues no se trata de darle la oportunidad al amigo del amigo, sino de acoger a quienes portan el talento, ya que es lo que permite que la obra perdure en el tiempo por su esencia y valor estético, tal como acontece con la pieza “El Moisés” de Miguel Ángel, obra que también fuera incluida en la presentación.

Ese ha sido el tema de la brillante conferencia impartida el pasado jueves por el Dr. Enrique Pina (diplomático de carrera y reconocido tenor), en el auditorio de la Fundación Global Democracia y Desarrollo (Funglode). En la misma, el expositor procuró apoyarse de aspectos de la historia del arte para hilvanar su discurso, el cual tuvo casi siempre un matiz político, pero desde la propia etimología del término, porque en definitiva, a lo que quería llegar es al ejercicio del poder con un fin trascendente.

De manera que asumiendo aspectos del arte en la antigüedad, Enrique Pina rescata una serie de imágenes de monumentos arquitectónicos, esculturas y pinturas para por analogía promover un discurso equilibrado, concreto y con un mensaje sumamente profundo y enriquecedor, pues como bien indica en su intervención, se ha visto a lo largo de los años “cómo el arte ha jugado un rol importante en la vida política y diplomática de los países (…) y cómo desde la antigüedad griega y romana, hasta nuestros días, solamente las naciones con gran visión de país y de futuro han usado el arte como un medio de propaganda para exaltar los talentos patrios y dejar un legado de su paso por la historia a través de las obras de arte”.

Ciertamente, hemos venido insistiendo en que el arte es uno de los medios más efectivos para la proyección de un Estado y de su trascendencia. Sin embargo, hasta el momento no se le ha dado la debida importancia a los grandes talentos en las diferentes manifestaciones artísticas, soslayando de paso el impacto que tiene la promoción de la labor de un artista, sobre todo, si su cristalización es pura, ya que esto permite que pueda permanecer en el tiempo.

Ahora bien, el artista también debe ser consciente de lo que realiza, pues muchos no se han esforzado en crear su propio estilo o en proyectar una idea concreta de su entorno. Más bien se sirven de modelos foráneos, dejando a un lado el tema de la identidad. Continuará.