Los cambios en las legislaciones internacionales sobre donaciones y trasplantes de órganos vitales obligan a atender primero a la demanda interna, lo que en el caso dominicano se refleja en una gran presión por parte de los pacientes, cuyas vidas dependen de las disponibilidades de órganos existentes.
De hecho, en el país hay poca conciencia de lo que significa donar órganos de personas vivas o ya fallecidas para salvar la vida a otras, desconocidas en la inmensa mayoría de los casos. La desinformación y los pruritos religiosos influyen, grandemente, para que pocas personas opten por donar sus órganos cuando mueran o el de familiares que pierden la vida en situaciones inesperadas.
El resultado es la escasez de órganos, lo que viene aparejado con los elevados costos de éstos.
Acceder, por ejemplo, a un banco de médula ósea, cuesta más de US$20 mil, mientras que cada prueba de compatibilidad a familiares directos como los padres y hermanos vale alrededor de RD$60 mil cada una.
Sin embargo, la Ley 329-98, que en el pais regula la donación y legado, extracción, conservación e intercambio para trasplante de órganos y tejidos humanos, dispone que las donaciones son gratis, no comercializadas.
Presión por órganos
Dado las desigualdades económicas y sociales existentes en el país, menos del 20% de la población tiene posibilidad de costearse un trasplante cuya cobertura médica, por parte de la seguridad social, sobrepase el millón de pesos.
Personas de altos ingresos económicos presionan por órganos vitales en los centros médicos calificados para hacer trasplantes, más del 90% de los cuales provienen de gente pobre que pierde la vida en accidentes.
Al referirse al tema, el doctor Fernando Morales Billini, director del Instituto Nacional de Coordinación de Trasplante (Incort) aseguró que más del 80% de la población no tiene posibilidad de acceder a un trasplante en los centros médicos privados con capacidad para realizarlo, por lo que es deber del Estado garantizar la equidad en el acceso a los órganos disponibles.
“La coordinación de trasplantes jamás debe estar en manos de instituciones privadas o semipúblicas que se manejan con criterios meramente privados y empresariales, porque entonces lo que tendríamos es un cuadro en el que los órganos de los pobres salvan la vida de la gente rica, pero cuando un pobre necesite un órgano no tendría con qué pagarlo y le quedaría la muerte como opción”, dice el fucionario.
Sobre esa realidad, entiende que el Estado debe hacer conciencia de la creación de un fondo solidario para que los pobres que necesiten un trasplante puedan costearlo, ya que, incluso, instituciones como el Hospital Metropolitano de Santiago y la Plaza de la Salud han presentado una baja en esos procedimientos por falta de financiamientos que antes hacían instituciones como la Dirección General de Aduanas, cuando era dirigida por el extinto Miguel Cocco, o el Plan Social de la Presidencia.
“Imagínate, para un paciente que necesite un trasplante de riñón, un año de tratamiento de hemodiálisis cuesta más de un millón de pesos. ¿Crees que eso lo va a cubrir gratis un centro privado?”, observó el especialista.
Cecanot como opción
Debido a los altos costos que implica la realización de un trasplante, el doctor Fernando Morales Miniño defendió la labor que ha venido realizando el centro Cardio-Neuro Oftalmológico y Trasplante (Cecanot), del que destacó la alta calidad y el acceso que a la institución tienen las personas más desposeídas.
“Los tratamientos de enfermedades catastróficas, y sobre todo aquellas que necesiten de un trasplante, deben ser manejados por el Estado, pues es sabido que los centros privados llegan hasta a retener pacientes y cadáveres cuando sus familias no pueden pagar”, subrayó.
Morales Miniño sostuvo que el Ministerio de Salud ha capacitado a más de 300 profesioanes de la medicina para realizar distintos tipos de trasplantes, “pero hace falta que ese personal sea utilizado en nuestros hospitales”.
Mayoría de órganos vienen de cadáveres
Morales Billini dijo que el trasplante de córnea es el más común en el país, pasando de 124 en el año 2004 a 230 en 2012. En el año 2007 se hizo el primer trasplante de hígado y en 2012 se hicieron seis. En el 2012 se hicieron dos trasplantes de corazón y en 2010 se hizo uno de médula ósea y cinco en el 2012. Sobre trasplantes renales, el mayor número se hizo en 2008, con 89, cayendo a 46 en 2012. Mientras que de 2001 a 2007 la mayoría de los donantes eran vivos, pero de 2008 a 2012 las donaciones fueron cadavéricas.