Como de costumbre, el informe trimestral del Banco Central contiene interesantes datos sobre la situación de la economía dominicana. Es alentador ver que el PIB sigue creciendo y que este crecimiento está mejor alineado con el potencial actual de nuestra economía. Asimismo, es significativo saber que el inicio de operaciones de la Falconbridge está haciendo ya significativos aportes.
Es igualmente alentadora la noticia de que las zonas francas se están recuperando después de varios años de estancamiento. En el orden fiscal, el Gobierno debe sentirse satisfecho por el hecho de que los ingresos tributarios aumentaron en un 11.9% y la ciudadanía debe ver con satisfacción que el gasto público tuvo un modesto crecimiento en el semestre pasado, aunque sea por la reducción de los gastos de capital.
Ambos elementos son fundamentales para poder reducir el alto déficit fiscal de los últimos años y controlar así el crecimiento de la deuda externa.
En el orden monetario, el circulante ha moderado su crecimiento, lo que es importante para controlar el déficit externo y la inflación, aunque parece ser que esto no ha sido básicamente por el aumento de las tasas de interés, sino más bien fruto de la pérdida de reservas internacionales y la colocación de nuevos valores del Banco Central, lo que ha restado liquidez al mercado.
Sin embargo, existen varios aspectos de la economía dominicana que nos deben preocupar, especialmente por los efectos que tendrán en el mediano plazo, una vez concluya el acuerdo con el FMI y dejen de entrar los cuantiosos recursos externos derivados de dicho acuerdo.
En efecto, el déficit externo, reflejado en la cuenta corriente de la balanza de pagos, sigue aumentando y si continúa la trayectoria actual, seguramente superará los cinco mil millones de dólares a fin de año, pues las importaciones siguen creciendo todavía más rápido que los ingresos de divisas que genera la economía en su conjunto.
Merece también la atención el hecho de que la economía dominicana, además del gasto en divisas que requiere para cubrir las importaciones, también se ha agregado un gasto creciente por concepto del pago de intereses correspondientes a la deuda externa, así como la remesa de utilidades que hacen las empresas de inversión extranjera, que será cada día mayor.
Esto presionará aún más la delicada situación externa del país, por lo que habrá necesidad de aplicar medidas correctivas adicionales. También debe preocuparnos que la inflación sigue creciendo, fundamentalmente por factores externos, lo que se ha convertido en el principal problema de la población según las últimas encuestas.
Por tanto, si persisten las causas externas, el Gobierno tendrá que reorientar sus inversiones a fin de que los gastos de capital contribuyan más significativamente a la creación de empleos a corto plazo, hasta tanto se mantengan los factores externos adversos.