El PLD, con Leonel Fernández y Danilo Medina han decidido que todo es de ellos. Que el país no tiene futuro más allá del comité político que ellos dirigen apoyados en el Presupuesto Nacional. Ya estamos enmarañados en la recurrente campaña peledeísta de la reelección presidencial. Y ahora incluye a la vicepresidencia, a los diputados, a los senadores, a los ministros, a los regidores, a jueces y fiscales y a todo el aparato que la Ley de Gastos Públicos puede cubrir encubierta o descaradamente. ¿Cada cuatro años nos tocará lo mismo? Los que cuatro años antes despotricaban contra la reelección cuatro años después la ven como saludable, y viceversa, salvo los del PLD que siempre la ven bien desde que ellos asaltaron el Poder.
El sistema de partidos políticos está en abierto colapso. Tan colapsado está, que parece que estamos llegando al fin del sistema como lo conocíamos hace unas décadas. El riesgo de que la Nación se comience a fracturar, a dividir, está más cerca que lejos; no están dejando otra opción que la fractura social, política y económica. Las dictaduras ya ni en Cuba se aguantan. Se creen que la gran parte de la sociedad dominicana está más pendiente de sus propios problemas que de las tramposerías partidarias y del reparto del botín. Se equivocan. Se creen que el sistema de asistencia social pública a través de tarjetitas de solidaridad tramposas es el elíxir, cual remedio maravilloso, que mantendrá el estado pre vomitivo del paciente estable, manteniéndolo calmado para siempre. Pues no, el populismo corrupto, como casi todo, tiene un ciclo, tiene un momento en el que no da para más. Venezuela, Cuba, Argentina, están a la vista. Lula y la Kirchner casi en las cárceles, y Maduro y los Castros que queden vivos no creo que tengan tan buena suerte como de llegar hasta la cárcel.
El victimismo de antes “Me quieren linchar políticamente” ya no surte efecto, ahora da risa. El maltrato mediático tampoco, porque una gran parte de los medios son parte del tinglado de control político que han montado. Y no podrán exigir “la herencia que dejan al país” porque esa herencia es de la que habrá que salir; es un pasivo, no un activo. Y lo de “presos políticos” sería para llevarlos al manicomio si son tan descarados de utilizar ese argumento. Las reelecciones en estos países son malas, muy malas. Corrompen todo: Evo, Correa, Rousseff, Daniel Ortega, Chávez, Fidel y Raúl Castro, Bachelet, Leonel Fernández, Danilo Medina. Nadie se cree que se están “sacrificando” para salvar al país. Ese cuento ya se sabe que su final está acabando muy mal cada vez más.