El Congreso de los Estados Unidos cuenta con un área técnica, el Servicio de Investigaciones del Congreso o CRS por sus siglas en ingles. Este recientemente publicó un interesante informe sobre el DR-CAFTA.
Los Estados Unidos se mantienen como el socio principal de los seis países que conforman este Tratado, Costa Rica, República Dominicana, Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua, aunque ha venido perdiendo participación frente a países como México y China.
En adición, se aprecia un incremento substancial del comercio intra-regional entre los países centroamericanos, convirtiéndose en la región del hemisferio que más comercializa entre sus socios. Este crecimiento coincide con el DR-CAFTA y ha sido elemento importante para atraer una serie de empresas de inversión a Centroamérica, tanto en el área de manufactura como del comercio, aprovechándose de las homologaciones de los procedimientos aduaneros y de las reglas de origen.
Un aspecto importante del estudio es que se aprecia un incremento de las inversiones extranjeras directas, siendo Costa Rica y la República Dominicana los lideres. Somos los dos países que cuentan con los mayores costos laborales así como con los mayores niveles de exportaciones de bienes manufacturados, lo que indica que las inversiones no son necesariamente atraídas hacia productores de bajo costo, pero si hacia países con relativos niveles de estabilidad, educación y productividad.
Otro elemento importante le corresponde al clima de negocios. Los niveles de inseguridad en los países del denominado “triangulo del norte”, Honduras, El Salvador y Guatemala, mantienen una alta correlación con los bajos niveles de inversión extranjera.
Esto a su vez es corroborado al nivel de las empresas, donde algunos de sus ejecutivos señalaron que realizaron cambios en la localización de su producción, desde países propensos a la violencia, como México y Colombia, hacia Costa Rica mayormente debido a problemas de seguridad.
Aquí yace la esencia de dicho reporte para los hacedores de políticas públicas de nuestro país. Debemos ser vigilantes en el tema de la seguridad, el cual hemos visto deteriorarse, aunque no a los niveles de nuestros pares centroamericanos, con excepción de Costa Rica.
En adición debemos velar por mantener la estabilidad económica, así como aumentar nuestra atención en la educación, tanto a nivel básico, como a nivel de especializaciones en aquellas áreas donde somos exitosos y tenemos potencial en aumentar las exportaciones.
Y por último debemos contar con una política industrial activa que tenga como meta el aumento de la productividad a todos los niveles. Ya hemos dado pasos concretos con la Ley de Proindustria, la cual luego de cinco años de vigencia le toca una evaluación para fortalecerla como una herramienta de atracción de inversiones, creación de empleos y fomento a las exportaciones.