Receta para la prosperidad

Si bien el dinero no garantiza la felicidad, nadie levanta la mano para ser pobre. Es precisamente por eso que la economía cautiva a tantos, porque investiga continuamente como puede hacer rica a la gente.Líderes políticos se asesoran…

Si bien el dinero no garantiza la felicidad, nadie levanta la mano para ser pobre. Es precisamente por eso que la economía cautiva a tantos, porque investiga continuamente como puede hacer rica a la gente.

Líderes políticos se asesoran de economistas para mejorarle la vida a  miles de millones muy pobres en el mundo. No sólo por responsabilidad moral, sino por la conveniencia de ganar votos y merecer el aplauso histórico.

Buscando la receta para sacar a los países de la pobreza, los economistas se han topado con un misterioso rompecabezas. Se han pasado décadas intentando armarlo, pero todavía no encuentran la fórmula mágica.

Sí han logrado, sin embargo, tener bien claro algunas cosas:
Primero, que los países deben crecer tomando en cuenta sus “ventajas comparativas”.  Esto significa simplemente reconocer con sinceridad qué saben hacer bien y con qué cuentan. Dejar de soñar que pueden ser Suiza de repente.

Como hacen las madres sensatas con sus hijos: “este no da pa’ los estudios, pero es muy bueno con las manos. Puede ser un excelente mecánico”.

En nuestro país tendría lógica, por ejemplo, pensar en un turismo más sofisticado, productos orgánicos y academias de peloteros, y descartar espacios cibernéticos, laboratorios de investigación y fábricas de cohetes. Simplemente no nos lucen.

Sin embargo, muchas veces hemos desafiado al sentido común y caído en la trampa de perseguir ambiciones absurdas, para complacer sueños de grandeza, ¡Qué caro desperdicio!

También se sabe que, en vez de intentar solucionar todos los problemas a la vez, se aporta más a la prosperidad seleccionando al que más obstaculice el crecimiento, y resolverlo. Por esto de que “quien mucho abarca poco aprieta”. En el caso dominicano, se casaría con la gloria quien no hiciese otra cosa más que arreglar el vergonzoso atravanco eléctrico.

Por último, se tiene claro, además, que la intervención gubernamental debe facilitarle la vida al sector privado, no complicársela. Así lo han hecho todas las economías exitosas. En este sentido, paises como Nicaragua, Bolivia y Argntina  estaría jugando todos los números para estar entre los países más pobres del planeta.

Al menos de estas tres cosas se está seguro. ¡Y ya es mucho!

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