Si quieres conocer a Juanito…

Lo que sabemos o lo que creemos saber afecta el modo en que vemos las cosas, y toda cosa encarna un modo de ser vista, aunque esa cosa no tenga ni…

Lo que sabemos o lo que creemos saber afecta el modo en que vemos las cosas, y toda cosa encarna un modo de ser vista, aunque esa cosa no tenga ni la más mínima idea de cómo se le ve. De ahí vienen los malentendidos y las falsas creencias. Los que dicen creer en Dios están convencidos que los que no creen carecen de espiritualidad, lo cual no es cierto necesariamente. Como tampoco es cierto que los que acostumbran a ir a iglesias y grupos de oraciones son personas espirituales, pues la mayoría de las veces no son más que supersticiosos sin ninguna espiritualidad.

En tiempos de crisis económicas, como la que estamos sufriendo aunque no se “perciba” aún, se crean o subrayan conductas que uno no pensaba que pudiera tener, o que algún conocido pudiera tener. Actuamos de forma y tono que hasta a nosotros mismos nos sorprenden. Y entonces surge la pregunta: ¿soy así o son las circunstancias?

Pero no sólo en crisis se descubren cambios importantes en la gente. La política vuelve loco a casi todos. Cuál vecino se hubiera imaginado que el joven, prometedor y decente muchacho que se hizo abogado con mucho sacrificio luego se convertiría en una caricatura de presidente, con actitudes de nuevo rico. Porque pensaban que si hubiera tenido un proceso “normal” de enriquecimiento y escalamiento social esa persona hubiera sido “una bella persona”.

Sin un sutil sistema de esquivos, lo más fácil es caer, como todos. Tanto es así, que cuando se cae se puede hasta escribir de ello y uno no se da cuenta. Existe un refrán popular que dice: “Si quieres conocer a Juanito, dale un carguito”. Hay una venda imperiosa en los cargos públicos, de importancia o no, que ciega. Es un rayo paralizador del intelecto, del buen gusto, del tacto.

Algunos dicen que el que viene de la pobreza es el peor funcionario público, pues se vuelve tirano, codicioso y trata de escalar la posición que nunca tendrá entre las clases altas; pero no, no se trata de pobreza. Hay casos de ricos de cuna que por alguna razón se convierten en ministros, legisladores o presidentes y que en muy poco tiempo actúan, comen, hablan y discursean a la típica usanza del personaje doctor Frank Cachela de Beras Goico.

En República Dominicana estamos estrenando presidente, que no gobierno, y habrá que darle los famosos 100 días para ver cómo respira. Si es por el primer aliento, mal andaremos; pero habrá que esperar. Nadie sabe las estrategias o patologías internas de los políticos cuando consiguen lo que tanto han buscado. En poco más de tres meses conoceremos a Juanito.

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