La psoriasis es un enfermedad de la piel frecuente, de causa desconocida;no obstante, está establecido que la genética juega un papel muy importante en estos casos, y de igual manera, el sistema inmunológico del paciente, explica la dermatóloga Emma Guzmán, del Instituto de Cirugía Especializada.Guzmán expone que este padecimiento, que también afecta emocionalmente al paciente, se presenta por brotes, es rebelde y el paciente puede que durante toda su vida presentes episodios.
Dentro de los factores que pueden provocar la psoriasis, la dermatóloga destaca los siguientes: el estrés, la obesidad, el consumo de alcohol, la artritis reumatoidea, las enfermedades metabólicas, los cambios hormonales, los traumas en la piel y las infecciones.
El cuadro clínico de esta enfermedad es muy característico, formado por placas blanquecinas gruesas, secas, con un aspecto brillante nacarado que pueden variar de tamaño, narra la especialista.
Asimismo, comenta que la localización de estas lesiones es más frecuente en codos, rodillas y nudillos de los dedos, y en muchas ocasiones en el cuero cabelludo, los pies, las uñas y los genitales. “Debajo de estas lesiones podemos encontrar el puntilleo sangrante, que no es más que la descamación de las placas psoriáticas, signo clásico de esta enfermedad”.
Además, esta afección puede aparecer en gotas , simulando lesiones pequeñas múltiples diseminadas en todo el cuerpo, así como en placas con las mismas características, pero de mayor tamaño, y las anulares que, como su nombre lo dice, se manifiestan por lesiones de estas características pero en forma anular o de anillos.
Una alerta la pueden dar las uñas. “Cuando tenemos un paciente con esta entidad, éstas se pueden presentar amarillentas y con diminutas depresiones que reciben el nombre de pitting ungueal”,indica Guzmán.
Desde el diagnóstico, esta afección debe ser tratada, ya que, según Guzmán, esto evitaría que el paciente presente eritrodermia psoriática, una complicación de la enfermedad que puede aparecer expontáneamente, y si el paciente se medica con cremas y lociones inadecuadas, podría complicarse con la artropatía psoriática, que se puede presentar en las articulaciones, acompañada de dolor, y pudiendo llegar a deformar el área afectada.
Tratamiento
Guzmán aclara que la medicación depende de cada paciente y el tipo de la enfermedad que tenga.
Además, destaca que a pesar de que no existe cura para esta enfermedad, sí se puede mantener totalmente controlada, y en algunos casos, los síntomas (inflamación, enrojecimiento, descamación y picor) no tienen por qué volver a aparecer.
Los tratamientos que regularmente se aplican son tópicos y la fototerapia, “no existe un tratamiento específico para la psoriasis, ya que va a depender de cada caso en particular”.
En cuanto a tratamientos tópicos, entre los que han presentado mejores resultados, la doctora detalla los siguientes:
Alquitranes: Las preparaciones basadas en alquitranes se han empleado durante siglos para tratar la psoriasis. El paciente lo tolera bien tópicamente, aunque una de sus principales desventajas es el olor desagradable que desprenden.
Calcipotriol: Es una forma sintética de la vitamina D, que se emplea en el tratamiento de la psoriasis leve o moderada. No actúa de forma rápida, pero a largo plazo es eficaz para controlarla. No se recomienda aplicar en la zona de la cara, porque puede causar irritación.
Retinoides: Derivados de la vitamina A. Suelen emplearse combinados con esteroides si el caso lo requiere.
Antralina: Es eficaz en la psoriasis leve o moderada y no plantea efectos secundarios a largo plazo, pero puede ser irritante para la piel, por lo que debe ser supervisada por el médico tratante.
Ácido salicílico: Este se utiliza como tratamiento complementario. Se emplea para eliminar las escamas de las placas y así dejar preparada la piel para la aplicación de medicamentos de uso tópico.
En la actualidad, el uso del control biológico está indicado en las formas graves, al ser unos medicamentos de segunda elección, y hace falta que los pacientes no hayan respondido al menos a dos tratamientos sistémicos clásicos (fototerapia, metotrexato, ciclosporina, acitretino), o bien que no se les haya podido pautar porque existe alguna contraindicación, han presentado algún efecto secundario o han sobrepasado la dosis acumulada aconsejada, indica Guzmán.
En general, el sol es beneficioso para este tipo de pacientes, por lo que se les instruye que deben exponerse a él para mejores resultados . Algunos pueden necesitar un refuerzo específico con luz ultravioleta artificial (rayos UVB), denominada luz de banda estrecha o una combinación de luz ultravioleta y medicaciones, denominada luz de banda estrecha.
Por último, Guzmán sugiere que se debe informar adecuadamente al paciente sobre su enfermedad, evolución, tratamiento y pronóstico, y resaltarle que es una patología no contagiosa y de evolución variable.