Desde la década del 1940 los Estados Unidos posee la economía más desarrollada del mundo, la cual se ha constituido en la locomotora de muchas otras economías y el depósito de una buena parte de la riqueza mundial.
Asimismo, desde hace varias décadas su moneda es el medio de pago de preferencia para las transacciones internacionales y no se vislumbra un sustituto a corto plazo.
Sin embargo, en los últimos años esa economía está dando señales de que atraviesa por momentos difíciles, que están teniendo serias repercusiones en la economía del planeta.
Una de las principales señales de que esa gran economía está teniendo problemas es su alto déficit comercial, el cual llegó en el 2005 a más de 800,000 millones de dólares, aunque lo han podido reducir en los últimos años a cerca de 500,000 millones anuales, pero aún esta cifra es significativamente preocupante. Esto ha sucedido sencillamente porque los norteamericanos desde hace muchos años están consumiendo más de lo que producen y están pagando el excedente con su propia moneda.
El otro gran déficit de la economía norteamericana es el fiscal, el cual llegó el año pasado a los 1,294 trillones de dólares (trillón = millón de millones), lo que representa un 8.94% del PBI de esa nación. Esto quiere decir, que también el Gobierno de los Estados Unidos está gastando mucho más de lo que le ingresa, lo que le permite poder mantener, entre otras cosas, los amplios programas de seguridad social y de salud que disfruta su población.
Sin embargo, para poder financiar ese enorme déficit el gobierno de los Estados Unidos ha tenido que recurrir todos los años a un masivo endeudamiento público y por tanto ha acumulado una deuda federal que ha superado los 14.3 trillones de dólares, de los cuales los acreedores extranjeros representan el 32.0%, especialmente los bancos centrales de China, Japón, el Reino Unido y Brasil. Este descomunal endeudamiento público es lo que ha llevado a la Standard & Poor a bajar de grado la calidad de esa deuda por primera vez en la historia reciente, lo que tendrá repercusiones imprevistas.
Así como en el 2008 la crisis financiera norteamericana contagió toda la economía mundial, de la cual todavía no hemos podido salir plenamente, la actual crisis de la deuda también seguramente tendrá serias repercusiones en todo el mundo.
Es muy probable que en lo adelante se creen mecanismos internacionales para evitar que los países tanto grandes como pequeños, puedan seguir acumulando deudas públicas de la magnitud que hemos visto en los Estados Unidos y en varias economías europeas.
La República Dominicana tiene que irse preparando para esta nueva realidad internacional que de seguro se irá imponiendo en todo el mundo, con más severidad que en el pasado.
Carlos Despradel es economista
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