El problema del tránsito

El ingente esfuerzo del Ministerio de Obras Públicas para mejorar la fluidez del tránsito vehicular, recibiría un fuerte respaldo si los conductores respetáramos las señales y las leyes de tránsito y dejáramos en nuestras casas los afilados…

Problema del tránsito

Es tiempo ya de que los organismos competentes del Estado se aboquen a la realización de un pormenorizado estudio en procura de solución…

Problema del tránsito

Es tiempo ya de que los organismos competentes del Estado se aboquen a la realización de un pormenorizado estudio en procura de solución…

El ingente esfuerzo del Ministerio de Obras Públicas para mejorar la fluidez del tránsito vehicular, recibiría un fuerte respaldo si los conductores respetáramos las señales y las leyes de tránsito y dejáramos en nuestras casas los afilados cuchillos entre los dientes con los cuales salimos cada día, dispuestos a pelearnos con todo aquél que intente adelantársenos, sin importar que estemos llevando a los hijos a la escuela.

La solución del trágico y ancestral problema del tránsito es una de las labores más titánicas asumidas por el gobierno, porque no se trata solamente de la efectividad de la planificación, sino del comportamiento de los ciudadanos. Y por eso las bien diseñadas campañas de educación ciudadana emprendidas por el ministerio promueven sobre todo la importancia del respeto a las normas, que todos estamos en la obligación de observar, porque el costo del irrespeto ha sido enorme en vidas humanas.

Para tener idea de la dimensión del problema y del esfuerzo que se requiere para alcanzar una fluida movilización vehicular, bastaría con mencionar los largos tapones que se producen a todas horas del día, en la avenida Tiradentes, del Polígono Central, una de las vías de mayor circulación. En el pequeño tramo de 1.5 kilómetros desde la intersección de la calle Pedro Henríquez Ureña hasta la Salvador Sturla, hay 12 semáforos, separados en algunos puntos por apenas 20 o 30 metros de distancia entre una esquina y otra. Tendrían las autoridades que hacer magia o valerse de un milagro, difícil en estos tiempos, para aligerar el tránsito en esa vía sin el compromiso ciudadano de respetar las leyes, no cruzarse en rojo y esperar turno sin copar las intersecciones.

En otras palabras, debemos respaldar las acciones que se están tomando para mejorar la fluidez del tránsito vehicular, para así llegar a tiempo y evitar un aumento de las muertes por enfermedades cardiovasculares.

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Es tiempo ya de que los organismos competentes del Estado se aboquen a la realización de un pormenorizado estudio en procura de solución al grave problema del tránsito en esta capital.

Conducir un vehículo de motor por cualquiera de las calles y avenidas de la ciudad, constituye un gran dolor de cabeza para quienes se desplazan por la vía pública. El problema reviste mayor gravedad en las denominadas horas pico, que es cuando gran parte de la población se dirige o retorna de sus sitios de trabajo.

Constituye una verdadera odisea tener que conducir cualquier vehículo entre 7 y 8 de la mañana o a partir de las 6 de cada tarde, por la gran cantidad de vehículos en circulación.

Esa situación provoca graves taponamientos y gran consumo de combustibles, haciendo que muchos trabajadores y empleados lleguen tarde a sus lugares de trabajo.

El trastorno sicológico que esta situación produce en muchos conductores es también una de las principales causas de los altercados e incidentes que suelen producirse  principalmente con choferes de las denominadas guagüitas voladoras y de carros del concho.

Una solución a este problema podría ser la modificación de los horarios de trabajo y estudio, con lo que se evitaría que todo el mundo tenga que salir a una misma hora para dirigirse a su trabajo, universidad o escuela.

Otro serio problema en el desenvolvimiento del tránsito lo representan los motoristas, que suelen desplazarse a alta velocidad, haciendo imprudentes rebases por el lado derecho de los demás vehículos en circulación. Los denominados motoconchitas tampoco respetan  la luz roja de los semáforos, provocando así muchos lamentables accidentes, a veces con la pérdida de su propia vida.

Tal violación se produce generalmente frente a la Amet, sin que estos actúen en muchos de los casos imponiendo la sanción correspondiente. A los violadores de la luz roja de los semáforos, además de incautársele el vehículo, también debe imponérseles una fuerte suma de multa, dado el carácter criminal que representa tal violación.

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Es tiempo ya de que los organismos competentes del Estado se aboquen a la realización de un pormenorizado estudio en procura de solución al grave problema del tránsito en esta capital.

Conducir un vehículo de motor por cualquiera de las calles y avenidas de la ciudad, constituye un gran dolor de cabeza para quienes se desplazan por la vía pública. El problema reviste mayor gravedad en las denominadas horas pico, que es cuando gran parte de la población se dirige o retorna de sus sitios de trabajo.

Constituye una verdadera odisea tener que conducir cualquier vehículo entre 7 y 8 de la mañana o a partir de las 6 de cada tarde, por la gran cantidad de vehículos en circulación.

Esa situación provoca graves taponamientos y gran consumo de combustibles, haciendo que muchos trabajadores y empleados lleguen tarde a sus lugares de trabajo.

El trastorno sicológico que esta situación produce en muchos conductores es también una de las principales causas de los altercados e incidentes que suelen producirse  principalmente con choferes de las denominadas guagüitas voladoras y de carros del concho.

Una solución a este problema podría ser la modificación de los horarios de trabajo y estudio, con lo que se evitaría que todo el mundo tenga que salir a una misma hora para dirigirse a su trabajo, universidad o escuela.

Otro serio problema en el desenvolvimiento del tránsito lo representan los motoristas, que suelen desplazarse a alta velocidad, haciendo imprudentes rebases por el lado derecho de los demás vehículos en circulación. Los denominados motoconchitas tampoco respetan  la luz roja de los semáforos, provocando así muchos lamentables accidentes, a veces con la pérdida de su propia vida.

Tal violación se produce generalmente frente a la Amet, sin que estos actúen en muchos de los casos imponiendo la sanción correspondiente. A los violadores de la luz roja de los semáforos, además de incautársele el vehículo, también debe imponérseles una fuerte suma de multa, dado el carácter criminal que representa tal violación.

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