La primicia de ser madre

Patricia transmite serenidad. Es pausada y correcta al hablar. Ríe con ternura y se maneja con mucha eduación. Del mismo modo, tiene carácter. Es decidida y va preparada para encarar lo que viene. Ser madre ha sido…

Patricia transmite serenidad. Es pausada y correcta al hablar. Ríe con ternura y se maneja con mucha eduación. Del mismo modo, tiene carácter. Es decidida y va preparada para encarar lo que viene. Ser madre ha sido uno de esos retos que le ha tocado asumir junto a una profesión exigente y de mucho compromiso. Sabe que  en  ambas “carreras” tiene que dar lo mejor de sí para que el fruto sea bueno. Vaya que lo sabe. Sobre todo, que de las dos, ninguna se compara con la de ser madre.

 

¿Qué fue lo primero que pasó por tu mente cuando supiste que estabas embarazada?

Fueron demasiadas cosas juntas.  Recuerdo que, después de varios días de espera, mi doctor de entonces me llamó al celular y me confirmó la noticia. En ese momento, se me nubló la vista, mi mente se puso en blanco… hasta que salieron las lágrimas… ¡como cascadas! La felicidad de ese momento es, definitivamente, indescriptible.

Madre por segunda vez… y después de varios años. ¿Cómo te sientes? ¡Como primeriza!  Después de tantas oraciones y chequeos, finalmente papá Dios nos ha concedido este milagro y, honestamente, lo estoy viviendo como una primeriza cualquiera. Diez años después de mi primera beba, ya había olvidado todo!  Además, este embarazo ha sido totalmente distinto en sensaciones y, aunque algunas no son muy agradables, hay que disfrutarlas y vivirlas.  Las recibo con paciencia y humildad, porque pedí mucho este bebé como para andarme quejando (risas).

                 

¿Ya sabes qué nombres le pondrás?  Si Dios lo permite, esta beba se llamará Shantal. Un único nombre, al igual que Mara.

¿De lo que aprendiste con su primera hija, qué quisieras no volver a repetir o poder hacer con tu nuevo bebé?  Trataría de que lo hiciéramos todo igual. La formación, los valores, la crianza, el tiempo compartido, la complicidad, la debilidad, ¡todo!  Una de las cosas que más admiro y respeto de mi hija es su independencia. Mara tiene una personalidad muy definida y sabe lo que quiere, cuándo y cómo lo quiere.

¿Cuáles han sido los retos más difíciles de ser madre?  El más fuerte de todos ha sido el saber repartir el tiempo entre casa, hija, trabajo y compromisos. Tratar de estar presente en los momentos más importantes de mi hija, las tareas, reuniones escolares, los encuentros con compañeritos, la perdida de dientes, las caídas, en fin, todo lo que marque su niñez.  Los padres que trabajamos tenemos el tiempo en contra, pero gracias a Dios mi esposo y yo hemos sabido repartirnos para siempre estar ahí para ella.

Dicen que la vida de una mujer se transforma cuando es madre. ¿Cómo cambió para ti? Desde que eres madre, si estás comprometida de corazón con ese bebé que traes al mundo, dejas de ser tú para ser “lo que necesite que seas”. 

Hay profesiones que eligen a uno. ¿Fue lo que sucedió contigo y las noticias? Ciertamente.  Soy abogada de oficio, uno que amé desde que tuve uso de razón. Estudié locución para perfeccionar mi dicción para fines de estrado, sin embargo, la vida y sus misterios me trajo a los medios y el lazo ha sido muy fuerte.

Me gusta lo que hago, tener la posibilidad de transmitir a otros las informaciones y sucesos del momento, me satisface.

¿Qué garantiza la estabilidad de una figura en los medios de comunicación, sobre todo en uno tan exigente como el que desempeñas? La preparación, mantenerte al tanto de lo que ocurre a tu alrededor, tratar de superarte día a día y, por supuesto, saber relacionarte con los demás.

¿Cuál ha sido la noticia más difícil que has tenido que dar? Muchas. Las trágicas que tienen que ver con alguien conocido o que envuelven a niños o personas indefensas, esas te afectan siempre. Algunas te sacan lágrimas, otras te hacen reír.

¿Alguna vez has pensado dejar a un lado la televisión? No, aunque tampoco quiero esperar a que ella me deje a mí. Hay una vida útil para cada cosa, agotaremos la nuestra.

A las madres les diría que traten de ponerse siempre en el lugar de los hijos, no de pretender que ellos sean los adultos, nunca resulta. Y a los hijos… ¡escuchen siempre a su madre!

 

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