Exito, logro personal, realización, triunfo, es la búsqueda incesante, a través de la cual la gran mayoría suele caminar. ¿Qué es ser exitoso?
Por lo general se considera que una persona ha llegado a este cuando por medio de su trayectoria de vida ha obtenido un nombre, buena posición económica, y reconocimiento social. Son muchos los manuales, congresos, seminarios, entrenamientos que durante todo el año son dirigidos, tanto de manera empresarial como individual, para con ello poder llegar a alcanzar lo que erróneamente ha sido vendido como “éxito”.
No es dañino adquirir nada de lo mencionado, al contrario, todas estas cosas hasta cierto punto llenan la vida del ser humano. El problema está en la forma de llegar y en esperar que, una vez obtenidos, como por ejemplo: el dinero, verdaderamente llegaste a la cima.
No obstante, cuando miras alrededor te das cuenta que en el transitar fuiste perdiendo o descuidando las cosas que tienen verdadera importancia y son las que llenan y satisfacen hasta convertirse en la fuente principal de tu vida.
Tu familia, o sea, pareja, hijos, padres, muchas veces ni te das cuenta cuan de lado los has mantenido durante todo el año, porque para la carrera tan importante que has emprendido ellos no se necesitan y, por el contrario, entorpecen por la dedicación que ameritaría darles, la cual solamente está centrada hacia lo que crees es tu verdadero “Norte”. Lo grande del caso es que esta búsqueda. No solamente se ve representada en una clase social determinada, sino hasta en la más humilde como una trabajadora doméstica, que a veces tiene dos trabajos, descuidando todo su entorno.
Es imposible para mí, especialmente en mi posición de psicólogo, dejar de citar el libro de todos los libros, La Palabra de Dios, el más leído y controversial de todos los escritos hasta hoy, y es la Santa Biblia. Aclaro esto, porque durante el año coloco algún texto bíblico dentro de lo que cada semana pretendo hacer llegar a la sociedad. Pero es que son verdades tan absolutas que, si las lleváramos a cabo, la manera de vivir y obrar del ser humano sería totalmente distinta. Cada día debemos sentir más necesidad del amor de Dios, de llenarnos de él y depender de él.