La semana pasada escribía en este mismo diario Fernando Casanova sobre el caos en que se ha convertido el ordenamiento municipal en el país, pero especialmente en Santo Domingo.
El desorden en el transporte no es solo consecuencia de la agresividad y falta de educación vial, tiene mucho que ver con la indisponibilidad de parqueos. Zonas que anteriormente eran de viviendas unifamiliares se edifican grandes torres de apartamentos donde no se contemplan parqueos suficientes y mucho menos espacios para vehículos que visiten.
Colegios en áreas residenciales, pequeñas plazas con limitados espacios para estacionar vehículos y restaurantes que enfrentan la misma situación.
Es normal ver construcciones de viviendas en zonas industriales, donde luego los residentes elevan protestas por ruido o contaminación, cuando realmente son las viviendas las que están mal localizadas. Por igual vemos industrias y comercios en zonas residenciales, bancos, oficinas políticas, agencias internacionales, negocios en plena calle, nada escapa al caos y violación de los espacios.
Lo curioso es que muchas de las construcciones o mudanzas ilegales empiezan en fin de semana, donde parece ser que los inspectores están de vacaciones y luego de retomar la semana de trabajo llegan cansados, se hacen de la vista gorda o llegan a algún tipo de acuerdo con el propietario ilegal.
Contrario a este caos, nuestra ciudad ha recuperado muchos espacios que antes eran solares llenos de basura para convertirlos en parques para el esparcimiento de los ciudadanos. Esto demuestra que tenemos capacidad para hacer muchas cosas bien. Entonces nos preguntamos ¿por qué permitimos las construcciones en espacios no apropiados?
Hace solo varios días que fui testigo de dos vehículos que poco les faltó para tener un accidente. Era una vivienda que pocos días antes la habían convertido en local comercial en un área residencial y luego de haber terminado en un fin de semana, decidió otro fin de semana ampliar su construcción. No utilizaron su espacio de parqueo, prefirieron la calle para lanzar los materiales sin importarles el accidente que prácticamente causaron. Me preguntó ¿dónde estaban los inspectores del cabildo?
Pensaríamos que esta situación es típica de nuestros barrios y sus callejones. No, las violaciones las vemos en sectores de clase media y alta, donde la capacidad de torcer voluntades es mayor.
Todo esto no solo altera el ritmo de vida, tendrá consecuencias en el suministro de agua, ya que el diámetro de las tuberías actuales serán insuficientes y pronto será necesario soterrar los cables del tendido eléctrico porque la demanda de energía no soportará más el cableado aéreo.
Se ha sustituido la planificación por la improvisación y por el irrespeto a las leyes. Hemos cambiado regidores honoríficos por servidores bien remunerados, pero que desgraciadamente no cumplen con sus funciones de hacer respetar las leyes. Pretendemos crear más municipios disminuyendo la posibilidad de invertir en servicios porque hay que pagar mayores nóminas. La ausencia de planificación crea gastos innecesarios, pérdida de tiempo que se traduce en dinero y costos para la economía.
Estamos a tiempo de dar un giro positivo a esta calamidad de nuestras ciudades, no sigamos haciendo lo que mejor nos convenga, recordemos siempre que debemos brindar tranquilidad a los nuestros y atractivos a los que nos visitan.