Es mucho lo que se ha dicho y escrito sobre la falta de competencia de nuestros sectores comerciales y es mucho lo que se especula sobre el precio de las mercancías y las ganancias de los miembros de este sector. Las redes facilitan la comunicación horizontal, pero no hay necesidad de llegar a los insultos ni de repetir información sin fundamento y sin conocimiento de causa.
Con el propósito de analizar el asunto de los precios con objetividad y desmontar la idea de que el comercio dominicano vende caro, algo que pudo haber sido años atrás, me dediqué a visitar plazas comerciales de Centroamérica, de Estados Unidos y, por supuesto, de nuestro país.
Empecé mi sondeo en Guatemala, país con una economía parecida a la nuestra, a pesar de que el ITBIS allá es de un 12%, no de un 18% como la nuestra. En Guatemala he estado en múltiples oportunidades pero nunca había visitado los centros comerciales y quedé gratamente impresionado. Las tiendas exhiben su mercancía de una manera muy atractiva y cuentan con las principales marcas norteamericanas y europeas. No obstante la estabilidad cambiaria de ese país y del monto menor del ITBIS, los precios eran hasta un 25 por ciento mayor que los nuestros.
Estuve también en un centro comercial de descuentos en Miami. Calculadora en mano, noté que una parte de la mercancía costaba lo mismo que aquí e incluso algunas tenían un precio mayor.
Aquí en el país visité varios de nuestros centros comerciales más concurridos. Como muchas veces se toman como referencia los precios de Amazon, la más conocida de las tiendas online, comparé los precios de algunos artículos con el de la tienda referida. En varios de los casos los precios de las tiendas eran menores a los de la referida tienda.
En concreto, adquirí un maletín que necesitaba, no sin antes comparar su precio con el de Amazon, el cual resultó que era RD$200 más caro que el de la tienda, sin contar con el flete y los gastos de envíos. En la tienda donde finalmente hice la compra me ofrecieron un segundo artículo a mitad de precio. Me atendió una joven muy amable y conversadora que me contó que su salario era para costear su carrera y ayudar en la manutención de su madre.
No puedo negar que tanto en Amazon como en Miami algunos artículos eran más baratos unos por estar descontados de precio y otros por la capacidad de compra de la mayor tienda del mundo, Amazon, y por supuesto por los impuestos, el ITBIS en Miami es del 6%. Pero, en sentido general, mi conclusión luego de las visitas es que los precios nuestros son por lo menos igual de caros o de baratos como se quiera mirar, que en otras economías.
Viendo el asunto con más profundidad, sería muy simplista afirmar que los precios son altos por los supuestos abusos de los comerciantes. La economía de nuestro país está plagada de males y con ellos debemos cargar todos, algunos con más intensidad que otros. Este sector comercial no escapa a esta realidad.
Es por eso que se debe proteger de abusos la facilidad de una clase media cargada de impuestos para que pueda seguir importando hasta US$200.00 sin pagar impuestos, es una lástima que la inmensa mayoría de los dominicanos que no compran en línea no puedan gozar también de una exención de impuestos cuando sus compras en el mercado local sean menor del equivalente a los US$200.00.
Finalmente, nuestra conclusión, especialmente al haber recorrido las plazas comerciales en el fin de semana de Madres, es que tenemos un comercio que está compitiendo no sólo contra importaciones libre de impuestos, sino incluso con economías de escala como es la de Amazon que por el tamaño de nuestra economía nunca tendremos.
El comercio es una fuente innegable de empleos, aporta al fisco, crea efectos multiplicadores sobre la economía y si también ofrece precios competitivos e interesantes ofertas quiere decir que se ha ajustado a los nuevos tiempos para felicidad del consumidor y del país en general. Si además logramos que al consumidor que compre por debajo de los US$200.00 no se les cobre el 20% de arancel y el 18% de ITBIS, como sucede con las compras en línea, tendremos un desarrollo aún mayor y el crecimiento del país no estará sustentado sólo en minería y zonas francas, sino que el comercio sería un factor dinamizador de la industria local, del consumo y del empleo.