Sin embargo, peor que ser gorda, peor que ser un punto de referencia es… tener policías barrigones. Todo al que le guste salir, debería de preocuparse por ese “fenómeno social”. Sobre todo, porque en este país solo falta que mientras te bañas y te enjabonas las axilas, te salga por la tubería de la ducha un ladrón pidiéndote “el jabón o tu vida”. Traducción: la delincuencia está muy fuerte, y un policía con un barrigón no puede proteger a la sociedad del mal y, ojo, aquí a muchos policías le cuelga la barriga como camisa ancha llevada por dentro de los pantalones.
“Mija, de por Dios, en este país el 80% de la sociedad tiene barriga”, me dijo alguien; empero, una cosa es ser una persona con barriga y otra un barrigón con persona. Díganme, cómo puede un policía con un barrigón que hasta se le abren los botones del uniforme caerle atrás a un “carterista”, por ejemplo. No hay “tutia”. Desde ya, miro al policía barrigón como incapaz de cumplir su trabajo. No me fio… y yo que de ellos nunca me he fiado, si veo grasa cubierta de piel humana colgando, me fio menos. Es más, a todo el que le gusta salir y que puedo convencer de esta “observación social profunda”, les digo con empeño: Dile NO al barrigón policial. ¡Exijamos policías que puedan correr sin que esa manteca le obstaculice!
Por el momento, sé que es una utopía, un sueño lejano, que lo logremos… pero déjenme soñar.
Periodista-bailadora acusada de ser “poco normal”. Ni gorda ni flaca, pero más gorda que flaca. Y aunque adelgace para verse y parecer normal, nunca será normal porque esforzarse por ser normal no es normal: ¡es raro! Puedes seguirla mediante su cuenta de Twitter: @VienaDivaluna.
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