El PLD se define como un partido progresista y ha asumido posiciones desde el Estado que lo hacen una organización de esa naturaleza. Es obvio que ha ido modernizando el Estado, creando facilidades para el desarrollo sostenido y gobernabilidad.
Sin embargo, como instrumento político, no se ha innovado ni modernizado; más bien está atrapado en sus estructuras que no le permiten andar.
Adolece de la capacidad que demanda un cuerpo vivo para regenerarse, enriquecerse y crecer. El PLD está fosilizado, a pesar de que el líder fundador reclamaba el cambio permanente, como una de sus ideas (ortodoxia) permanente.
La estructura organizacional inicial se fundamentó en formarse, crecer y consolidarse en medio de la lucha bipolar, de guerra fría.
Era surgir y sobrevivir para tener presencia legal y al mismo tiempo clandestina, en aquel contexto de imprevisible duración. Cambió, luego, el contexto internacional y entonces el PLD pasó a ser un partido electoral; aunque conservando aquella estructura territorial. La lucha subrepticia que anidaba en su seno retuvo la vigencia de aquella estructura por lo que no dio paso a una adecuación al sistema electoral.
Su exitosa participación electoral lo llevó a consolidar liderazgos electorales basados en objetivos particulares, dejando a un lado los objetivos estratégicos de la organización. Sin embargo, el partido se ha convertido en una gran ola donde todos quieren estar subidos en su cresta.
Esta situación creada ha afectado su sentido de compañerismo y solidaridad, desdibujando su sentido de cuerpo y conjunto colectivo para darle fuerza a la organización. Las luchas contra las desigualdades se han relegado y para levantarlas deben ser recordadas permanentemente.
Desde hace más de dos décadas que los organismos superiores (CC y CP) solo crecen numéricamente, pero carecen de la necesaria dinámica de la competencia y movilidad; lo mismo ocurre con los presidentes provinciales, municipales y de intermedios.
El PLD está inmovilizado. Cualquier agrupamiento humano con esas características se concentra en pocas personas, aún integrándolo cientos de miles; se va paralizando, pierde vida y corre riesgos de momificarse.
Se hace necesario desatar en su seno un proceso a ser realizado en fases sucesivas, y no hacerlo de golpe para que no descuide sus responsabilidades en los desafíos nacionales.
Lo que está a la espera por hacerse requiere involucrar a todos los miembros. Debe formarse electrónicamente Comités de Base en cada mesa electoral, con la referencia de ella; abrir inscripciones para que voluntariamente expresen disposición de figurar en el padrón partidario; así se auditoría y reubicaría toda la membresía.
De lo que se trata es de llevar al PLD a una estructura progresista que descanse en el pueblo. Esto tiene la aprobación del Congreso reciente por lo que es obligado su cumplimiento. El presidente del partido ha favorecido cumplir los acuerdos.
¿Tendremos PLD para mucho? Es obvio que para seguir gobernando requiere volver a sus objetivos generales y tener la dinámica de cambios para superar
desigualdades.
En su cuerpo cohabita la mezcla de generaciones (jóvenes con capacidad e inteligencia y adultos mayores con la experiencia política demostrada) para llevar este proceso en sus fases sucesivas e innovar y modernizar el proyecto partidario para que como organización progresista enlace las fuerzas sociales y caiga como un tsunami sobre las desigualdades que afectan al pueblo para su total desarrollo. l