En un hecho de pocos precedentes en la República Dominicana, el presidente Danilo Medina ha promovido e iniciado, desde enero, un ambicioso Plan Nacional de Alfabetización de Adultos, que promete enseñar a leer y a escribir a por lo menos 700 mil dominicanos en los próximos cuatro años.
El plan está en marcha y se estima que alrededor de 150 mil personas están siendo alfabetizadas en la actualidad. Es un proceso lento, que debe estar caracterizado por la persistencia, el seguimiento y la organización, pues el solo hecho de mantener a personas adultas dispuestas a dedicar varias horas del día a estar en una sala de clases, en condiciones limitadas y sin la costumbre de hacerlo, pues nunca fueron a la escuela, es bastante difícil.
Pero es una labor positiva, de un elevado impacto en la mejora de la calidad de vida de los beneficiarios. Aprender a leer y escribir para un adulto, es como comenzar una nueva vida, ver al mundo de otra manera, abrir puertas para nuevas oportunidades, tanto de trabajo como de socialización y sobre todo de satisfacción personal, al saberse más últiles, con más capacidades para sus actividades cotidianas.
El Gobierno debe brindar todo el apoyo a los miles de voluntarios que trabajan en las labores de alfabetización y mantener el énfasis constante en este plan, para que no se detenga, para que se fortalezca día a día y para que se logre el objetivo final de sacar de la oscuridad a 700 mil hombres y mujeres adultos que están sedientos del conocimiento.
De concretarse este objetivo, el presidente Danilo Medina habrá alcanzado su mayor logro como gobernante, pero además, habrá hecho una contribución invaluable y muy difícil de superar en cuanto al impacto positivo que en materia social y económica implica reducir en el país a su más mínima expresión la elevada tasa de analfabetismo que nos afecta desde hace muchos años. Es una labor que toda la sociedad, en lo institucional y en lo personal, debe apoyar.
