La marcha del pasado 22 de enero puso a prueba al régimen de partidos. Hubo ambiente propicio para convocarla: la preocupación e indignación de amplios sectores de la sociedad dominicana, ante las informaciones de corrupción en operaciones de la empresa Odebrecht.Desde las redes sociales se convocó. Lucía que se trataba de una iniciativa de organizaciones de la sociedad civil. Desde las mismas redes sociales surgió un movimiento que advirtió de que quienes convocaban no eran esas organizaciones, sino como quien se oculta, el Bloque de la Oposición.
Efectivamente, no tardaron en salir los dirigentes de esos partidos convocados. Como inicialmente se dijo que era contra la impunidad, hubo quienes advertían sobre las declaraciones de esos dirigentes políticos que aseguraban que era contra el gobierno y el PLD. Debido a que esa advertencia quedó comprobada, hubo una mano que logró recoger al Bloque Opositor y convinieron en no ir o no dejarse ver en la macha.
Las lecciones más sobresalientes fueron la efectividad de la convocatoria por las redes y la posición contraria, desde esas mismas redes, de no ir a la marcha bajo la afirmación de no politizar la corrupción y no judicializar la actividad política. Ambas posiciones contrapuestas hacían tendencia en las redes sociales.
Los dirigentes del partido de gobierno y de la oposición, parecían estar inicialmente ausentes en las redes; es razonable que eso pase entre ellos, pues no son digitales, sino análogos. La presencia las tenían los jóvenes digitales. Los dirigentes análogos vieron la efectividad de lo que sucedía, cuando el tema es “subido” a los medios tradicionales; mientras estuvo “colgado” en las redes no se enteraban; excepto que un hijo o joven cualquiera le dijera. Es que esos dirigentes análogos no les dan importancia si no lo ven en los medios tradicionales.
Cuando el debate en las redes se daba entre dos HT #YoVoyALaMarcha y el otro #NoVoyAEseLioDeLaMarcha, sólo parecía una confrontación entre jóvenes; pero cuando subió a los medios tradicionales, los dirigentes análogos de la oposición se enteraron, salieron como loros a declarar su apoyo, dándole la razón a los jóvenes que se oponían a ir por tratarse de un evento opositor.
A su vez, funcionarios del gobierno, que a tres días, colocaban tuits demostrando sus diferencias. Unos que afirmaban “no marchar con cojos” y otros, como Montalvo, apoyar la marcha. La indecisión demostrada dice que desde el gobierno carecen de comprensión del momento político. Son tan análogos como muchos dirigentes políticos que, aún teniendo cuentas en las redes, demuestran que otros la administran.
La marcha fue exitosa por pacífica y participación masiva; también para los que denunciaron que el Bloque de Oposición estaba detrás. Lo fue para el gobierno, por respetar el ejercicio democrático. No así para funcionarios que de mala fe se hicieron los tontos mirando para otro lado y simulando que no era contra el gobierno.
El debate en las redes sociales fue entre los que tienen presencia digital; siendo estos, evidentemente, los más jóvenes. Sin embargo, fue obvio que existe una dicotomía o distancia entre los digitales y análogos. Es decir, estamos presenciando un proceso muy trascendente en el régimen de partidos, sea para dejar atrás a muchos de ellos o transformar uno que otro de los existentes, o, igualmente, que otros partidos emerjan.