El papa Francisco lamentó el domingo desde Cuba que en el mundo haya guerras por la incapacidad de discutir los problemas y que en lugares como Europa exista un alto porcentaje de desempleo entre los jóvenes.
En un discurso improvisado ante jóvenes reunidos en el Centro Cultural Padre Félix Varela, de La Habana, el papa les pidió no cerrarse a los demás sólo por no compartir una ideología o pensar de manera diferente, sino más bien buscar el bien común.
“Una familia se destruye por la enemistad, un país se destruye por la enemistad, el mundo se destruye por la enemistad”, dijo.
En medio de una ligera lluvia, Francisco señaló que “hoy día vemos que el mundo se está destruyendo por la guerra, porque son incapaces de sentarse y hablar”.
Los jóvenes, les dijo, son la esperanza de los pueblos, pero hay países en Europa que tienen más del 40% de su juventud desocupada.
“Un país que no inventa, un pueblo que no inventa posibilidades laborales para sus jóvenes, a ese joven le queda o la adicción o el suicidio o irse por ahí buscando ejércitos de destrucción”, dijo.
Al despedirse pidió que rezaran por él y a quien no fuera creyente, “y no puede rezar porque no es creyente, que al menos me desee cosas buenas”, lo que arrancó aplausos entre los asistentes.
A lo largo de la jornada, y mientras el papa avanzaba en su jornada en La Habana, los habitantes del Holguín y Santiago, al oriente del país y adonde Francisco llegará el lunes, se preparaban para la visita y se declaraban cada vez más ansiosos por la llegada del pontífice.
En Holguín, a unos 700 kilómetros de la capital, se daban los toques finales a la Plaza de la Revolución y El Cerro de la Cruz. En Santiago, más al oriente aún y en la zona más caribeña de la isla, había mucha más actividad.
La Basílica de la Caridad del Cobre, en la localidad que lleva ese nombre y donde el papa pernoctará el lunes, estaba repleta de personas que venían a entregar girasoles amarillos y blancos para honrar a la Virgen. Bárbara Daniel, de 44 años, oriunda del poblado de Morón, arribó al lugar junto a su hija para cortarse el cabello como se lo prometió a la Virgen, a quien le agradeció un “milagro personal”.
“Tengo mucha emoción por la visita del papa. El viene como misionero del a misericordia y aquí lo vamos a recibir con mucho amor porque Cuba ha remado contra la corriente y él lo sabe”, dijo Maricela Britos de 66 años, una jubilada del poblado del Cobre.
Previamente, el papa Francisco decidió romper con el protocolo y, por primera vez durante su visita a Cuba, improvisó un sermón ante sacerdotes, religiosas y seminaristas. El pontífice dijo que tenía un discurso preparado, pero que se los dejaría para que lo distribuyeran después.
Desde la Catedral de La Habana, el papa pidió no caer en la tentación de la riqueza. “Nuestra santa madre iglesia es pobre”, señaló a los religiosos. “Dios la quiere pobre como quiso pobre a nuestra santa madre María”, añadió.
Francisco ha insistido durante su pontificado en que sacerdotes y religiosos atiendan y se acerquen a los más necesitados.