Antes que nada debemos agradecer la invitación de nuestra querida amiga Chaira Borrelli, primer vicepresidente y gerente general del Scotiabank, por la invitación a la conferencia de Pablo F. G. Breard, vicepresidente y cabeza principal del departamento de análisis económico del Scotiabank.
Después de la crisis del 2008, la economía mundial, y muy especialmente los Estados Unidos, se ha centrado en una política de alta inversión, generación de empleos y estabilidad de precios. De hecho, las políticas económicas norteamericanas han tenido mayor éxito que las europeas, que se han centrado en una reducción de gastos que ha empeorado los niveles de desempleo y en cierta medida han retrasado la recuperación de muchas de sus economías.
Aun cuando China sigue siendo el país de mayor crecimiento, sorprende ver a México ocupando un importante tercer lugar en cuanto a crecimiento se refiere, dentro de las diez economías mayores del mundo.
Para el señor Breard el crecimiento mundial aun será lento, con unas mejores expectativas para el 2014, y en algo que estoy totalmente de acuerdo con su análisis es que ya el petróleo dejará de ser el indicador sobre el desarrollo o la inflación en las economías, ya que su precio dependerá cada vez más de situaciones geopolíticas que de razones de mercado.
Pronostica una recuperación mundial que deberá beneficiar a nuestro país, que si lo vemos en el contexto de la región centroamericana y del Caribe, será la tercera economía de mayor crecimiento solo superada por Costa Rica y Panamá. Esta última impulsada por el crecimiento del comercio, la ampliación del canal y una estabilidad cambiaria derivada de que ya desde hace años utilizan el dólar como moneda, lo que le ha permitido gozar de una baja inflación y estabilidad macroeconómica.
Las políticas del Gobierno dominicano tienen cierta similitud con las del norteamericano, un énfasis en la generación de empleos y una estabilidad de precios por medio del control de la tasa de cambio.
Sin embargo, pienso que para lograr esos objetivos que entiendo pueden ser alcanzables, es necesario hacer transformaciones fundamentales en nuestra economía e incluso en nuestro propio sistema tributario.
El año pasado se realizó una reforma fiscal que junto con la reducción de gastos del Gobierno y el aumento de las recaudaciones del primer trimestre, sin duda han detenido el crecimiento de la economía hasta el punto de que muchos piensan que este año el crecimiento no será mayor del 2% y otros más negativos creen que podría estar cercano al cero. Según las cifras del Banco Central, para el primer trimestre del año el crecimiento fue de apenas un 0.3%, pero lo más preocupante fue que los sectores productivos decrecieron un 6.7%
Sin embargo, las últimas medidas del Banco Central haciendo más accesible el financiamiento, podrían incidir en una reactivación de muchos sectores, siempre y cuando las normas prudenciales bancarias se flexibilicen, especialmente la rigidez del Reglamento de Evaluación de Activos (REA), el cual no segmenta los sectores por su naturaleza de riesgo al momento de su aplicación, se logren mayores fondos para proyectos de largo plazo, y el mercado de valores logre un verdadero desarrollo.
El intercambio con el señor Breard fue muy interesante, ya que pudimos discutir sobre la visión que teníamos sobre el comportamiento esperado de la economía dominicana. Todos estuvimos de acuerdo que las medidas de ajustes fueron muy fuertes y que sin duda faltó un paquete de estímulo financiero para contrarrestarlas y evitar una caída en las ventas y en el empleo como ha sucedido en el primer trimestre del año, pero que como decía anteriormente se han tomado las medidas correctivas en este último mes y habrá que ver el efecto en el consumo en los próximos meses.
Cuando conversamos sobre el sector industrial comentamos con preocupación cómo ha venido decreciendo de forma sistemática todos los años, a pesar de seguir siendo el que mayor aporta en empleos, en impuestos y su peso en el producto interno bruto es aun superior a cualquier otro sector. Si me preguntan cuáles causas originan este constante decrecimiento, podría citar varias, además del problema del financiamiento que hemos expuesto.
El impuesto del 1% sobre los activos, se ha convertido en una enorme carga, ya que muchas empresas terminan pagando por este concepto impuestos superiores al 50%, limitando su nivel de crecimiento y creando condiciones de competencia desleal frente a empresas extranjeras que pagan mucho menos impuesto en una economía globalizada donde cualquier diferencia de precios incide si se compra local o se importa.
El costo de la seguridad social, el transporte terrestre y marítimo son otra razón de la falta de competitividad de nuestra economía. Hablamos de que sin dudas esta es una economía que se ha abierto al mundo exterior reduciendo aranceles en muy poco tiempo sin estar preparada y muchas veces en condiciones desiguales con otros países, que cobran más aranceles que nosotros, lo cual nos coloca en una posición desigual cuando queremos exportar a estos. El costo de la seguridad social en muchos casos es el doble que el de la mayoría de los países centroamericanos; el atraso en la educación, que empieza a enfrentarse por primera vez con más atención. Falta de políticas que generen la investigación y el desarrollo.
Pienso que estamos en un momento ideal para hacer una serie de cambios que beneficien el crecimiento de la economía y la generación de empleos, hay que buscar la forma de devolver a la clase media su capacidad de compra, así como invertir más en las áreas más desposeídas para ir convirtiendo a muchos dominicanos que hoy no tienen empleos en consumidores reales.
Finalmente, el mensaje que se llevó de los empresarios presentes es que como nación estamos optimistas y como decía Einstein: “Es en la crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis, se supera a sí mismo sin quedar superado”.