La representación en República Dominicana de la organización internacional Oxfam presentó ayer un análisis sobre el impacto de la sequía en la producción de la provincia Bahoruco y Montecristi.El estudio, denominado “con la seca al cuello”, establece que en la zona de Bahoruco la producción de plátanos presentó valores por debajo de lo normal a lo largo del 2014 (entre un 20 y un 30%), siguió decreciendo hasta llegar al mes de septiembre del 2015, donde la mayoría de agricultores no lo produjeron para la venta. La situación continúo durante septiembre, octubre, noviembre y diciembre, en los que la venta del rubro para la comercialización fue nula, aunque algunos productores consiguieron negociar pequeñas cantidades de plátano de segunda categoría entre julio y agosto.
Asimismo, en el informe de Oxfam se analiza el impacto de la sequía y del fenómeno de El Niño en la producción de arroz en Montecristi.
En ese sentido, el estudio plantea que “gracias a un sistema de presas y canales de riego, la escasez de lluvias del 2015 no tuvo ningún impacto en la primera campaña agrícola que se cosechó en abril y mayo con niveles de producción normales. Sin embargo, en la segunda etapa el 75% de los productores perdió entre el 95 y 100% de la producción”.
Carlos Arenas, responsable de Acción Humanitaria de Oxfam RD, destacó que pese a las labores e inversión en la preparación de las tierras, siembra, aplicación de los fertilizantes y deshierbe, la planta no llegó a producir grano.
“Tras la pérdida de la cosecha, los pequeños propietarios no han sido capaces de devolver la deuda a sus financiadores. Como la producción fue nula, los pequeños agricultores han sido incapaces de hacer frente al pago de la deuda, lo que pone en riesgo la propiedad y futura explotación de sus fincas, ya que las fincas son la garantía del préstamo”, afirma Arenas en el informe.
Las pérdidas obligaron a tomar medidas
Ante las pérdidas ocasionadas por la sequía, los productores se vieron obligados a adoptar estrategias de supervivencia. Entre las medidas señalan la “reducción del consumo de alimentos hasta niveles por debajo de las cantidades mínimas necesarias” y otras definidas como “estrategias de crisis”, como el robo de ganado o la producción de carbón.